Año 27 No. 1,213 Semana del 26 de abril al 2 de mayo de 2024
Indicadores
Se atribuye a Otto von Bismarck haber dicho que las leyes son como las salchichas. Es mejor no ver cómo se hacen. La misma asociación con esa clase de embutidos suele hacerse con respecto a cómo se mide el producto interno bruto (PIB).
La limitada utilidad del PIB como indicador de las condiciones económicas es admitida y, se reconoce igualmente, no indica de manera eficaz el bienestar o la calidad de vida en una sociedad. No da cuenta de un amplio conjunto de aspectos que no se expresan en las decisiones de consumir e invertir, pero que conforman una extensa parte de la existencia de las personas.
El PIB que se mide de manera periódica no corresponde, pues, a una expresión acertada del crecimiento de la economÃa, puede estar sub o sobredimensionado, no da cuenta de la complejidad de la estructura productiva y la relación entre la producción, el financiamiento y la distribución del ingreso y la riqueza.
Por la naturaleza material de la producción, del uso de recursos de todo tipo y la necesidad de recrearlos, del carácter de las relaciones de intercambio y la repercusión en la distribución del producto, se trata de un universo de cantidades medibles. Lo que puede medirse cuenta, y eso va más allá de las limitaciones y hasta de los artificios del indicador del PIB. Por eso en este paÃs se han creado instancias autónomas para medir las cuestiones económicas y demográficas, evaluar las polÃticas públicas y tener derecho a la información.
Otra cosa es el bienestar de la sociedad. Con todas las limitaciones que se atribuyan a las mediciones en la economÃa, no es equiparable medir el ingreso o la riqueza de una familia que el bienestar. Éste se provee en el ámbito de lo privado y lo público. Es mayor cuando prevalece la seguridad y se abate la violencia, se tiene un empleo bien remunerado o un ingreso garantizado, se atiende dignamente la salud, se cuenta con una pensión suficiente, se recibe una buena educación, se satisfacen las necesidades básicas y las que no lo son, se tiene acceso al esparcimiento y la creatividad, cuando se amplÃa el horizonte de las oportunidades. Vale la pena sacar este asunto del plano de lo general y ubicarlo hoy en la profunda crisis económica asociada con la pandemia.
Lo que se produce y el bienestar que se crea en una sociedad se vinculan con una transformación ya inescapable en el entorno global y que consiste en transitar de modo eficaz y sostenible de la generación de riqueza, altamente concentrada, a su distribución.