Hace unos días el grupo Chacmool y Artestudio auspiciaron una sesión de zoom sobre la izquierda en la 4T de dónde resaltan varios aspectos:
1) Para entender a la izquierda se requiere reconocer que se debe hablar de izquierdas, y esta es una clave en el análisis.
2) Para entender a la izquierda hay que conocer el proceso histórico que nos ha llevado al triunfo de una coalición de fuerzas que se enfrenta al diseño neoliberal por medio del cual se atracó al país y se inició el desmantelamiento del aparato de reivindicación social. Los eventos actuales se explican por un desarrollo dialéctico, o sea, la interacción de una serie de fuerzas y dinámicas. No se puede entender el triunfo de MORENA sin considerar el desarrollo del capitalismo mexicano, y su etapa neoliberal que ayudó a desmantelar las bases masivas de apoyo del PRIAN.
3) El debate está lleno de pasión.
En el chat que acompañó a los ponentes, entre los que se encontraban ex comunistas, ex miembros de la Liga 23 de septiembre y académicos, destacaron dos posturas.
4) La derecha que actúa en base a clichés y que insistía que hay un diseño para mover al país hacia el comunismo siguiendo el modelo cubano y venezolano.
A la derecha no le queda clara la diferencia entre el proceso cubano y el triunfo de López Obrador, mucho menos entienden el proceso venezolano, y no creen necesario prestarle atención a los planteamientos programáticos del gobierno. La consigna es suficiente.
Al contrario de la narrativa izquierdista que antes que nada busca análisis, la derecha insiste en clichés y consignas creyendo que al repetirlas incesantemente se convierten en verdad, muchos comparan esto con la política de propaganda de Goebbels.
La derecha sigue creyendo que el socialismo o el comunismo, y no sabe que no son lo mismo, se inoculan como si fuera una cuestión viral. Estamos ante la tropicalización del Macartismo, que se dedicó a aniquilar las ideas alternativas tratando de imponer su ideología, igual que hizo en Estados Unidos.
A la derecha no le interesa conocer la historia, creen que los eventos del presente se generaron de la nada, o intentan enterrar el pasado para evadir su responsabilidad sobre la situación actual.
`Repiten hasta el cansancio que AMLO destruye a México, sin demostrar en que consiste esa destrucción, pero ante el argumento del papel desestabilizador de la derecha, justifican el rechazo a pagar impuestos de la oligarquía y la ingeniería fiscal para evadir responsabilidades, así como el esfuerzo desestabilizador cotidiano.
La derecha llega al extremo de acusar a AMLO de genocida, como si el hubiera desarrollado el COVID 19 en la cocina de su casa y lo hubiera lanzado al mundo.
5) La tradicional pugna izquierdista donde cada quién trata de mostrar tener la teoría correcta, y un apego dogmático que trata de mostrar que los otros están equivocados y que la lealtad teórica-pragmática es la correcta.
La opinión izquierdista sobre AMLO se mueve entre la noción de que no es socialista y de que es un hombre honesto, lo que lo hace el mejor presidente en la historia de México, algunos radicales lo consideran neoliberal y le reclaman su participación priista.
La gran diferencia fundamental entre las izquierdas y las derechas, es que mientras la izquierda trata de mostrar y demostrar su verdad, a través de una “mejor” lectura de la historia y la realidad, la derecha repite clichés y consignas aunque sean mentiras, esto hace que una conversación política sea prácticamente imposible.
La derecha busca no perder o implantar nuevos privilegios e impunidad, mientras que la izquierda busca justicia, libertad e igualdad. La derecha justifica la explotación como si fuera un atributo del capital, mientras que la izquierda es libertaria y busca la justicia.
Mientras que la derecha mantiene un discurso golpista, aplaude y promueve intentos desestabilizadores y hasta los anuncios de las fortunas que se destinan a crear turbulencia en lugar de a crear empleos, el día siguiente del zoom circuló un manifiesto que llama a votar por los candidatos de Morena, lo peculiar del mismo es que está firmado por ex miembros de las fuerzas revolucionarias mexicanas, eso que se puede considerar como la ultra izquierda, a la que le queda claro, que sostener la mayoría de MORENA es una garantía para evitar el regreso de las derechas al poder. Esas derechas que legaron una deuda enorme, la entrega de las riquezas nacionales (petróleo, minería, electricidad) a intereses extranjeros y que vieron con abulia y tal vez consentimiento el avance de la corrupción y el crimen.