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Mi amor a perros, gatos y …

La Manzana Flechada

Si bien el perro ha acompañado a la humanidad desde tiempos inmemoriales- cuando fue capaz de domesticar a los lobos e irlos perfeccionando en función de sus necesidades y apetitos estéticos-, tener una mascota se ha convertido en nuestros días en una práctica mucho más extendida.

Es cierto que hoy la zootecnia ha podido obrar en favor de la multiplicidad de razas, con altura, peso, pelaje y atributos diferentes.

Tan sólo se estima que la actual población canina, ronda ahora en los 300 millones, de los cuales entre un 7% y 8% viven en México, es decir alrededor de 20 millones de perros, aunque tristemente habría que decir que del total 12 millones son callejeros.

Aun así, como vemos, hay un amor creciente hacia los perros, pero también evidencias de irresponsabilidad tanto de los gobiernos que no son capaces de cuidar y controlar estos abandonos, como quienes son propietarios de una mascota y luego de comprarla o adquirirla la expulsa de su hogar, lo cual representa un gran sufrimiento para los animales y un peligro de salud pública, que son imperdonables.

Por fortuna, han surgido organismos no gubernamentales que han incidido importantemente en su cuidado y protección abriendo espacios para que sean adoptados por familias que desean un perro y no tienen recursos para adquirirlos o que igual se suman al propósito de rescatarlos y darles una existencia digna,

El perro ha sido entonces, no sólo un gran amigo del hombre, sino también un apoyo en muchas de sus labores propias, ya se trate de la vigilancia, el pastoreo o de su seguridad y defensa propia, entre otras de sus invaluables aportaciones.

Grandes personajes de la humanidad han dado por igual un testimonio ejemplar del amor hacia ellos, y hasta los han incorporado en sus escritos ya se trate de

novelas, cuentos, pinturas o música. Baste mencionar algunos de ellos que en su conjunto, enmarcan toda una cultura y filosofía humanista respecto a sus propias mascotas y a la especie canina en general. Así por ejemplo, entre otros menciono a Aldous Huxley, quien afirmaba que “todos los hombres son dioses para su perro. Por eso hay gente que ama más a sus perros que a los hombres”, e igual Franz Kafka que con hondura sustenta que “todo el conocimiento, la totalidad de preguntas y respuestas se encuentran en el perro”, y qué decir de la lección ética de Arthur Schopenhauer y su sentencia de que “quien es cruel con los animales no puede ser buena persona”, y en ese mismo sentido, lo dicho por Mahatma Gandhi con su siempre visión luminosa al definir que “la grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados por la manera en que tratan a sus animales”, o en la dimensión de la preservación y sobrevivencia en nuestro planeta aquello que decía Charles Darwin: “el amor por todas las criaturas vivientes es el más noble atributo del hombre”, pensamientos que no están exentos del sentido del humor como es el caso de Woody Allen, quien también nostálgico llegó a decirnos “de pequeño quise tener un perro, pero mis padres eran pobres y solo pudieron comprarme una hormiga”. Y para cerrar, dos frases culminantes que igual me encantan: una del padre del psicoanálisis, de Sigmund Freud y su clarividencia de que “los perros aman a sus amigos y muerden a sus enemigos, casi al contrario de las personas, quienes son incapaces del amor puro y mezclan amor y odio”, y la otra, de Anatole France, de que “hasta que no hayas amado a un animal parte de tu alma estará dormida”.

En fin, que existe todo un arsenal que conceptúan al perro, y a la fauna en general, como parte de un mundo, de un planeta como el nuestro, que implican amor, cuidado y supervivencia del mundo animal.

En mi caso, confieso que soy animalera y adoro a mis cuatro perritos y 3 gatos (“xi-pa-wi”, que en tarahumara significa pequeña ardilla gris, “Acerina”, también chihuahueña, “Pierrot”, un papillón francés muy inteligente, y “Kalash”, un Lassa chino muy bravo; y por la familia gatuna, la gran “Melibea”, una persa maravillosa, así como “Nube” y “Salpimenta”, sus hijos), que aun sobreviven a diferencia de

otros tantos que tristemente se nos han adelantado, pero que vivieron felices entre nosotros e incluso algunos quedaron plasmados para siempre en mis pinturas.

Debo decir también, que el término mascota no es solo de la exclusividad de un perro, pues ahí también debiéramos incluir a los gatos y a otros muchos que se ponen de moda como los cuyos, los ratoncitos blancos, urones, aves, y hasta, aunque parezca chusco, me entero de que ahora en algunos hogares conviven felices entre las familias, pequeños y rosados cerditos.

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