Acción Nacional ¿Vino nuevo en odres viejos?
- fermarcs779
- Oct 20
- 2 min read
Diego Martín Velázquez Caballero
Para diversos analistas, la nueva imagen del Partido Acción Nacional representa un riesgo y apuesta radical frente al futuro inmediato. Bajo un contexto de escasa militancia y una disminuida preferencia electoral, el blanquiazul ha decidido dejar atrás el modelo de las alianzas pragmáticas polipartidistas y actualizar su lema –unos cuantos años- para aproximarse al conjunto ciudadano; aunque, quizá, se encuentre en el horizonte una Federación de Partidos antipopulistas. El PAN abandona el modelo de cuadros duvergeriano para establecerse como un partido “electoral machine” conforme el prototipo de los partidos estadounidenses.
Desde la incipiente teoría que existe sobre los partidos políticos, los institutos partidistas en Estados Unidos –principalmente los protagonistas del bipartidismo- son organizaciones intermitentes que aparecen en campañas electorales, incluyen a sus simpatizantes y luego se desvanecen; son carentes de una ideología firme y establecen estrategias eclécticas pragmáticas donde caben pragmáticos, tránsfugas e intransigentes. No deja de llamar la atención la franca apertura a los candidatos outsider.
El esfuerzo panista por modernizarse constituye un riesgo que ha quedado establecido desde la salida dirigente de Manuel Gómez Morin. Rafael Moreno Valle intento abrir el panismo para quedarse con el instituto y casi lo consigue.
Empero, hay varias cuestiones conflictivas que van más allá de un modelo de organización y estructura. Es cierto que existe un amplio sector abstencionista que representa un nicho de oportunidad para confrontar electoralmente al régimen morenista, pero también es verdad que la hegemonía de Claudia Sheinbaum es contundente y que los problemas de clasismo, racismo, hispanofilia, conservadurismo y nacionalcatolicismo constituyen rémoras que no se borran con la imagen cosmética y primaveral del PAN.
La salud de los partidos políticos es una necesidad de resiliencia democrática, resulta loable el intento panista de cambio; sin embargo, el fichaje tiene que ser auténtico y honesto. Ahí está el caso de la selección mexicana de futbol, cambiar la imagen y echar toda la carne al asador para el marketing no tiene caso si las mismas momias y troncos se quedan con la mitad de las posiciones en la cancha. Si el nuevo PAN es la imitación de Vox, Bolsonaro, Meloni o Trump, eso quiere decir que los panistas han perdido el sentido común y la pertenencia a México.
El panismo tiene que caminar con rectitud y resolver sus dilemas internos de identidad y organización, todavía la presencia de los pecados capitales del pasado es permanente; la apertura implica una ruptura histórica que puede tener altos riesgos para Acción Nacional; sin embargo, vale la pena intentarlo.






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