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Batalla por la nación

  • fermarcs779
  • 4 days ago
  • 3 min read

Samuel Schmidt

Hay quién piensa que la historia de México, es la historia de la batalla de la nación y tiene razón.

Bajo la imposición colonial se crearon las semillas de la rebelión independentista, cómo sugiere Marx, el sistema (capitalista) crea las fuerzas de su propia destrucción y esta no fue la excepción.

En el siglo XIX la división creo las condiciones para la perdida de medio país, justo la parte de las calles pavimentadas.

Durante el siglo XX hubo varias batallas por la nación, desde guerrilla que quería construir el socialismo por la vía armada, hasta los perfumados neoliberales que liquidaron a la “revolución” para entregar la riqueza nacional a sus benefactores y a sí mismos; pero a final de cuentas, el gran perdedor fue el mexicano promedio, porque el de las élites siempre encontró un rinconcito para blindarse contra la adversidad. Ya sean las 33 familias de oligarcas, o los que lucharon contra los ricos hasta unirse a ellos.

La batalla por la nación persiste en el siglo XXI, tal vez alargando algunos tropos del siglo XX.

Lo interesante de la historia de México, es que los contrarios del pasado, saben como mimetizarse, y cual camaleones se vuelven parte de sus contrarios. Algunos conservadores lograron dirigir instituciones “revolucionarias” del siglo XX, y algunos revolucionarios cumplieron con el dicho de que “El que no es revolucionario a los 18 años no tiene corazón; el que lo sigue siendo a los 40 no tiene cabeza." Es así como encontramos a líderes de vendedores ambulantes movilizando a sus agremiados como tropas depredadoras que atacan policías.

Dicen algunos teóricos de las revoluciones que muchas veces se requiere de una chispa que incendie a las fuerzas o procesos revolucionarios. Pero hay fuerzas que se dedican a apagar esas chispas o a utilizarlas a su favor para generar un efecto contrario al de la opción revolucionaria.

Un caso concreto en dónde se ha concretado la batalla por la nación o mejor dicho, por el poder político, es el CIDE, donde fuerzas opuestas lo han vuelto el campo de batalla, en el proceso donde ciertos personeros de la 4T dicen que es hacia el “socialismo” y otros conservadores lo contradicen. Un socialismo sui generis por cierto que le entrega la obra pública a la oligarquía.

Durante el gobierno de AMLO diversos funcionarios del CIDE, con orientación neoliberal, emprendieron la batalla en contra del gobierno, el primero en caer fue su director. Las fuerzas conservadoras detrás de él, tal vez pensaron que podían sostener el control, pero se les atravesó la izquierda de la 4T. Y explotó el conflicto por el control de una institución clave para pensar las cuestiones del desarrollo nacional.

Se crearon dos bloques, uno donde las fuerzas conservadoras de la 4T se aliaron a los conservadores de derecha, contra la izquierda. Ganó la izquierda, aunque quedó herida y enfrentada simultáneamente al otro bloque que mantenía trincheras dentro y aliados fuera, y a los conservadores pseudo socialistas del gobierno, cuyo enfoque es la amicuscracia, o sea, el gobierno de los amigos.

El conflicto se ha mantenido, porque entre la mezcla de factores existentes están: las fuerzas pseudo socialistas irritadas por el discurso crítico derivado del análisis académico y que contradice las ocurrencias del gobierno, por ejemplo, el Plan México que no arranca ni funcionará especialmente con la estrategia de reindustrialización de Trump; priistas dentro del gobierno morenista que en base a sus redes familiares y de amistad, intentan desestabilizar a la institución para tratar de imponer al director; los neoliberales que no se resignan a haber perdido el poder y los privilegios. Es posible que la izquierda sea derrotada en la próxima sucesión; los priistas son parte de la derecha gobernante caída y con afinidades con los neoliberales supuestamente derrotados por la 4T.

Lo peculiar de esta batalla es que el resultado para la 4T será regresivo, debido a que las fuerzas conservadoras están muy cerca de la presidenta y promueven a lo más rancio del priismo.

Si la batalla del CIDE preconiza lo que veremos hacia el 27 y el 30, encontraremos dos posibles escenarios:

1)    Una turbulencia mayor porque la batalla por el control del congreso dejará fuera o en la lona a uno de los dos bloques. Si es el bloque conservador, la balanza se inclinará hacia un retroceso en las aspiraciones de la 4T que no son muy claras. Buscan el socialismo pero se alían a la oligarquía para impulsar el crecimiento económico.

2)    Un equilibrio entre las fuerzas que obligue a hacer muchas concesiones para avanzar, lo que tiene un fuerte potencial inhibidor del cambio, lo que condena a México a crecer de forma muy magra y seguir siendo una olla de presión por los viejos problemas no resueltos, que generan nuevos problemas que no encuentran solución.

3)    Está situación resentirá el poder de los criminales y una posible acción militar de Trump. Lo que merece un análisis posterior más profundo

 
 
 

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