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Caciquismo y ciudadanía no clientelar

  • fermarcs779
  • May 26
  • 3 min read

Xochitl Patricia Campos López


¿Se puede cambiar la forma de las intermediaciones en el sistema político mexicano? Ha sido un anhelo de las izquierdas progresistas en Iberoamérica el pretender que el clientelismo y corporativismo de raigambre feudal sean superados por el desarrollo de nuevas formas de ciudadanía. La crisis del modelo de democracia liberal supone experimentos de democracias participativas o radicales que llevan a formar comunidades organizadas para movilizarse y conseguir los elementos que demandan los pueblos. Esto representa un ideal importante, sin embargo, no hay atajos.

El caciquismo sigue siendo un obstáculo importante para la democracia en México. La incorporación de líderes informales y la estrategia de izquierda movilizadora no han logrado restar hegemonía a los caciques y personalismos de la política. Por el contrario, los gobiernos estatales de Morena han sido criticados por su autoritarismo, corrupción, opacidad e ingobernabilidad. El feudalismo tiene que enfrentar la modernidad y regenerarse frente a ella. Morena no quiere acabar con el caciquismo, incorpora a todo tipo de liderazgo y considera que la estrategia de izquierda movilizadora permitirá adoptar la hegemonía de los caciques para desplazarlos del poder. No ha sucedido así nunca. Lo mismo creyó el PAN y el PRI de Peña Nieto cuando regresó. Los caciques siguen en el poder, han aumentado su hegemonía y los partidos políticos han pasado a la historia.

Porfirio Díaz y el Régimen de la Revolución Mexicana empleaban el rifle sanitario para controlar el cacicazgo. La coalición política de estos periodos, autocrática una y partidista la otra, ejerció una gobernabilidad autoritaria que no dejaba lugar a dudas sobre la autoridad estatal. El apoyo a la coalición dominante no tenía pretextos. Abandonar el porfiriato o el PRI implica el exilio, la represión y suicidio.

La izquierda morenista no ha logrado articular una coalición dominante que les reste hegemonía a los caciques y personalismos de la política; al contrario, sus gobiernos estatales están mostrando el poder del México Bronco. La izquierda movilizadora no sólo es débil sino incompetente en la tarea del ejercicio de gobierno.

El Estado mexicano debe recuperar sus funciones y fuerza para promover la ciudadanía no clientelar y reducir el caciquismo.

Lo acontecido con el grupo político de Clara Brugada muestra que la confianza en el clientelismo e intermediarismo representan un pecado mortal y que los líderes informales no son pilastres confiables para compartir la representación política estatal.

¿Puede disminuirse el poder del clientelismo, corporativismo e intermediarismo mediante políticas públicas que fomenten la participación ciudadana y la transparencia en la toma de decisiones? Es demasiado tarde para la izquierda movilizadora, necesita plantearse una permanencia en el poder de otros diez años y mucho trabajo. El mercado no pudo controlar a los caciques; al contrario, los liberalizó y empoderó. Las nuevas alianzas que estos personajes desarrollan como agentes libres les permiten confrontar y competir con autoridades estatales y nacionales.

El faccionalismo sólo puede ser controlado por agentes externos, así ocurrió en la época de la conquista española, en el siglo XIX mexicano y durante la etapa violenta de la revolución mexicana.

El Estado ha fallado en su modelo de reproducción ideológica y la confrontación magisterial de la CNTE lo demuestra. Durante el cardenismo, el maestro era un evangelizador de la autoridad pública gubernamental, con el tiempo se convirtió en rehén de poderes fácticos que lo obligaron a impulsar la defensa de un feudo que confronta a la presidencia de la república. El Estado Mexicano es rehén de los feudos económicos, políticos y sociales.

El Estado Mexicano debe recuperar sus funciones, su fuerza o permitir el auxilio del exterior. La promoción de la ciudadanía no clientelar y la reducción del caciquismo son desafíos importantes para la democracia mexicana. La ciudadanía organizada progresista puede jugar un papel fundamental en la promoción de la transparencia y la rendición de cuentas en la política mexicana. El Estado mexicano debe recuperar sus funciones y fuerza para promover la ciudadanía no clientelar y reducir el caciquismo

 
 
 

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