Carlos Manzo ¿Qué falló?
- fermarcs779
- Nov 13
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Política para todos.
Otto René Cáceres Parra.
Ya traía amenazas, lo anunció abiertamente, directamente a la presidenta Sheinbaum. Quince días atrás el secretario de seguridad Harfuch estuvo en la entidad para atender el asunto de Bernardo Bravo y los limoneros; y no precisamente el asunto de los tala montes, el cual también es otro problema; y si bien la presencia del secretario, como ha sucedido en otros espacios, puede funcionar como una suerte de factor disuasivo en términos de amenazas, no lo fue así en este caso; me relatan mis fuentes. Comentan que se habla de un grupo completo, si bien el tirador fue abatido, se trata de un grupo más grande en un ataque directo contra su figura, no contra el pueblo. Lo que se sabe extra oficialmente es que semanas atrás no quiso negociar un acuerdo con grupos delictivos, y a partir de ello, las amenazas se intensificaron, no tan públicamente, entre el grupo de trabajo del presidente municipal.
Estas mismas fuentes establecen que, al terminar la inauguración de la Noche de Velas, y tomarse fotografías con los niños, como ya era costumbre, así como cargar a uno de sus hijos; Carlos habría estado transmitiendo en redes sociales, en vivo, la inauguración del festival; las fotos fueron rápidas con los niños que buscaban una, y algo así como tres minutos después de finalizadas es que vendría el ataque, desatándose la balacera, escuchándose una ráfaga justo cuando comenzaban los juegos de luces artificiales (cohetes), lo que hace suponer que podría haber sido un atentado fríamente calculado para que, una vez que diera comienzo se confundiera la detonación de los disparos con el ruido de los cohetes; Carlos habría denunciado en la semana que la mafia estaba infiltrada en el gobierno, comentando públicamente “ya no me fío de nadie porque está en el gobierno, está en el municipio, puede estar sentado a lado de mi”; el sicario esperó el momento en que estuviera totalmente solo, acertando con al menos un tiro en la testa y dos en el pecho de los siete percutidos; el edil habría muerto 10 minutos antes de que Bedolla emitiera el comunicado oficial; relatan que hacía solo quince días, los mismos desde la visita del funcionario de seguridad, había dejado el chaleco antibalas, ya no se lo quería poner.
Cosa de un mes antes, habría tenido un encontronazo fuerte con el gobernador Bedolla, un pleito de tal magnitud que Carlos Manzo ya no podía aparecerse en la inauguración de una calle, una avenida, recibir recursos para obras en Uruapan, o alguna actividad de ese tipo; lo que marcó una distancia manifiesta antes del tiroteo, así como que el gobernador se ausentara, cuando acudía, anteriormente, al menos tres veces a la semana, para llevar a cabo recorridos con el alcalde Manzo.
El regidor Víctor Hugo de la Cruz, conocido como “Saladitas”, fue herido en el ataque; actor central, parte de la comitiva cercana que constantemente acompañaba al alcalde; a su lado, siempre a un metro o menos de Carlos. La noche del atentado el centro de Uruapan fue sitiado, no tan a tiempo, si bien actuaron y abatieron al tirador, no lograron asegurar el lugar con la prontitud necesaria, consiguiendo salir muchas personas que pudieran haber actuado como testigos en medio del caos. Mis fuentes confirman que habría tenido cierto miedo, pero que no cejaba en su empeño al erigirse
como la voz del pueblo, ya que si el no lo hacía nadie más lo haría, haciendo referencia también al lamentable suceso de Bernardo Bravo, líder de los limoneros en la región, asesinado igualmente sólo unas semanas atrás.
Este suceso me lleva a recordar aquella anécdota donde, en los tiempos de la presidencia de Calderón, alguno de sus consejeros tuvo el buen tino de comentarle “si empiezas esto -la guerra contra el narco- ya no lo puedes parar; y el resultado lo conocemos todos. Bueno Manzo lo paró, o al menos estaba en eso, intentándolo. El alcalde también habría declarado días atrás que el partido oficialista había entregado al pueblo de México al narcotráfico, lo vendió; lo decía públicamente, sin tapujos, no guardaba la información, la daba como era, incluso en tiempo real, así como ubicaciones de punto de venta de estupefacientes, ubicaciones de grupos del crimen organizado en la sierra, divulgación de actos de corrupción y/o contubernio de funcionarios públicos; menciones, opiniones y apreciaciones que, amén de ser aclaradas y verificadas, resultaban ser, por decir lo menos, temerarias bajo el México en el que vivimos donde la regla no escrita establece ir con tiento o ser políticamente correcto; de acuerdo con mis fuentes, el alcalde Manzo no medía hasta donde podía o debía revelar información, tal vez, de acuerdo con el testimonio de una de ellas, le faltó un poco de malicia en ese sentido, no revelar cosas y poner orden como lo venía haciendo, aplicando su plan de trabajo.
La pérdida de Manzo es fuerte, una baja importante y fundamental, un luchador social que hablara abiertamente, ante la gente, ante los medios, de las situaciones, de los malos actores. Como comentaran en la conferencia de prensa un día después del atentado, efectivamente contaba con una escolta perteneciente a la Guardia Nacional, y un número igual de elementos municipales de su confianza en motocicletas, además de una Camioneta Blindada proporcionada desde hace dos meses a la fecha.
¿Qué falló entonces? Sin duda un trabajo de inteligencia por parte de las autoridades involucradas que permitiera prever cualquier tipo de acontecimientos a su persona; si bien el alcalde no era un funcionario, de acuerdo con la taxonomía institucional, de “primer nivel”, si era una figura mediática emblemática a nivel nacional, y allende las fronteras; reconocida por el combate al crimen en una región tan problemática, lo que debería llevar a pensar que todo evento es un probable escenario complejo, lo que claramente no fue tomado como tal. Pareciera, que no lo hayan visto venir, o fuera obviado a pesar de representar un riesgo latente. Desgraciadamente, después de lo aquí relatado, ya tenía los días contados, él mismo lo comentó, no quería ser uno más de la lista de presidentes municipales ejecutados.
Debemos entender que no es casualidad que el ataque hacia Manzo se haya llevado a cabo el 1 de noviembre, fecha tan significativa para todo el país, así como desestimar que fuera un acto improvisado, sino resultado de un proceso de inteligencia por parte del crimen organizado, habiéndolo observado por un tiempo, contando igualmente con conocimiento de su agenda y sus actividades para planearlo. La respuesta de la ciudadanía ante el Movimiento del Sombrero no se ha hecho esperar, desde la marcha de estudiantes un día después, reprimida irracionalmente por el gobierno estatal, hasta la concentración multitudinaria (de acuerdo con diversos medios entre 70 y 100 mil personas) dejan ver el descontento ante la exigencia de justicia y seguridad en la región. Por el bien de Uruapan esperemos que la presidencia interina de su viuda y nueva alcaldesa, Grecia Quiroz, mantenga y perdure su legado.
Un caso que sin duda marcará el sexenio de la presidenta Claudia Sheinbaum. Seguiremos atentos.
@ottorenecaceres






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