Xochitl Patricia Campos López
El candidato de Morena a la presidencia municipal de Puebla representa uno de los perfiles más cuestionados en el país, no sólo porque nada tiene que lo identifique con los principios de la Cuarta Transformación o porque se corresponda a la cuestionada comunidad libanesa local de los Gali y Kamel. Tampoco existe una lucha entre moros y cristianos como se presume en la disputa por el poder poblano.
Si Pepe Chedraui triunfa en el municipio de Puebla, será un contrapoder para el marinismo, el futuro candidato a gobernador por Morena o el Frankenstein de moda. Las rupturas de los grupos políticos son naturales, las facciones colaboran de manera volátil y cooperan aleatoriamente según las circunstancias.
Los presidentes municipales de las capitales o ciudades mayores en las entidades de México, son candidatos naturales al gobierno estatal; es inevitable. En el curso del tiempo se forman nuevas facciones, colaboracionismos y patrocinadores. El chapulinismo no sólo es de un partido a otro; de hecho, inició con los que no culminan el mandato constitucional para el que fueron electos y luego van en la escalera del dedazo u oportunismo político. Algo así espera a José Chedrahui.
El morenovallismo siempre cuestionó que el marinismo nutrió de la forma más irracional la burocracia estatal y generó el patrimonialismo corruptor que empobreció a la entidad. El morenovallismo fue un patrimonialismo eficaz, por eso despidió a casi 40 mil individuos de la administración estatal. ¿Cómo cohabitarán marinismo y libanismo después de las elecciones?
No sólo los puros morenistas cuestionan a Chedrahui Budib, también los marinistas advierten que la Cofradía Chedrahui busca apoderarse de los nervios financieros del gobierno y construir una ruta hacia el gobierno del estado en forma inmediata. Esto genera que en la capital poblana exista un escenario de elecciones competidas y una probable repetición del PAN en el gobierno local. Los marinistas saben que no pueden desperdiciar otra oportunidad, que la historia pocas veces concede segundas chances.
En conjunto, experiencias como las de José Chedrahui promueven el voto diferenciado en Puebla y otras entidades; no es seguro el escenario de los dos millones de votos ni el carro completo. Habrá un voto racional, diferenciado, con realineamientos extraños y confrontaciones nuevas.
Los partidos políticos tienen el enorme reto de institucionalizarse o construir franquicias cada elección.
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