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Claudia Sheinbaum y el nacionalismo revolucionario de México

Xochitl Patricia Campos López

Se ha reflexionado mucho respecto de comparar la sucesión presidencial de Lázaro Cárdenas con el presente de López Obrador y la candidatura de Morena en el 2024, es cierto que existen vasos comunicantes entre el lopezobradorismo y el cardenismo: la aproximación al nacionalismo revolucionario y la defensa de la soberanía nacional.

También es cierto que, entonces como ahora, el avilacamachismo goza de plena salud y protección desde Palacio Nacional.

El General Lázaro Cárdenas logró articular un periodo presidencial que estableció la única posibilidad de modernización para los sectores populares que lucharon en la revolución mexicana. Las circunstancias internacionales permitieron que Estados Unidos reconociera la importancia geopolítica del flanco trasero que representa México y brindara una posibilidad temporal de que la Familia Revolucionaria controlara el poder político, aunque no el económico y social; estos elementos quedaron a resguardo de los poderes fácticos aliados del imperialismo norteamericano: la colonia española y la Iglesia Católica. En un sexenio, el General Lázaro Cárdenas ejecutó un salto cuántico en el desplazamiento del colonialismo novohispano al rescate de las bases políticas y jurídicas del incipiente Estado Mexicano. Sólo fue un periodo de gobierno, posteriormente el régimen de la revolución mexicana se orientaría cada vez más a la derecha y a la subordinación frente a Estados Unidos.

El parangón con el gobierno de López Obrador es atrayente, aunque las circunstancias se modifican. México ya no constituye un flanco de agotamiento para Norteamérica, al menos no existe una brecha de oportunidad intervencionista para potencias internacionales o enemigos geopolíticos de los Estados Unidos, es cierto que el narcotráfico ha provocado un caos e ingobernabilidad que manifiesta un Estado Fallido, pero el narco es otro poder fáctico empleado por Estados Unidos para desestabilizar a México y financiar su economía de guerra.

La asociación con el Imperio Yanqui nunca será en términos de igualdad o bilateralidad, incluso los neoliberales que postulan esa creencia del liberalismo democrático capitalista, no quieren darse cuenta que en los últimos treinta años de la trayectoria gubernamental mexicana, fueron engañados totalmente. Un neoliberalismo de cilantro, tomate, drogas, aguacate y mojados; se llama colonialismo.

La guerra que vive México contra el narcotráfico, subrepticiamente contra Estados Unidos y los actores tradicionales del colonialismo mexicano, reclama una candidatura nacionalista que sólo se refleja en Claudia Sheinbaum. No se observa en la oposición, aunque los empresarios se afirmen nacionalistas, su pasado novohispano los delata, el PRIANRD busca entregar lo que queda del país al Narco imperio y el resto de las corcholatas morenistas son unas florecitas circunspectas contra el narcotráfico y Norteamérica. Ricardo Monreal y Marcelo Ebrard carecen de una narrativa soberanista, no cumplen sus obligaciones constitucionales en el ámbito de las relaciones internacionales y su promiscuidad en el tema de las alianzas pragmáticas polipartidistas, llanamente los coloca del otro lado de la historia.

El actor más preocupado por la sucesión del 2024 deben ser las Fuerzas Armadas. Si el cardenismo significó la posibilidad de una intervención contra Estados Unidos apoyada por fuerzas internacionales poderosas, la guerra que vive México contra Norteamérica se ejecuta en completo abandono y soledad internacional.

A pesar de todo, la única funcionaria que cumple su trabajo en

sintonía con la defensa nacionalista es Claudia Sheinbaum, es un trabajo por México, impulsado en el carácter excepcional de la cotidianeidad urbana metropolitana, no se puede proteger el país de otra manera en este momento. A diferencia de otros gobernantes de Morena, la Ciudad de México se gobierna bien y constituye el óptimo que las Fuerzas Armadas deben considerar para encontrar un punto de apoyo en el conflicto de baja intensidad que vive el país frente al imperialismo norteamericano.

El Ejército Mexicano y la Familia Revolucionaria, la narrativa del nacionalismo revolucionario, se enfrentan a su total extinción si la sucesión presidencial coloca como Jefe de Estado a un gobernante entreguista como, lamentablemente, predominan en la mayor parte de los perfiles políticos.

La historia inmediata del sistema político mexicano nos repite a cada instante que Estados Unidos no tiene amigos, sino intereses. ¿Qué nos dirían Porfirio Díaz, Francisco I. Madero, Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles y, sobre todo, Lázaro Cárdenas; respecto de los Estados Unidos y su intervención en la sucesión del 2024?

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