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Coyomeapan: la lucha por las elecciones municipales

Xochitl Patricia Campos López


Aunque las elecciones parecen estar definidas para algunos analistas que se enfocan en los candidatos presidenciales, en la realidad también es importante atender lo que ocurre en el nivel de la micropolítica, particularmente en las elecciones municipales donde ocurren muchas cosas. Es decir, al observar lo micro y regional, derivado –sobre todo- de las divisiones de Morena por la imposición de candidaturas, se están generando transfuguismos, rupturas, realineamientos, renuncias de militantes y tendencias que advierten un voto de castigo para el Partido Oficial; se puede cambiar el impacto que pronostican algunas encuestas. Por ejemplo, en el caso de Puebla, conforme a la información periodística, en casi cien municipios hubo rupturas y deserciones posterior a las presentaciones de los candidatos morenistas. Aproximadamente en la mitad de los municipios poblanos, la preferencia morenista no es absoluta ni mayoritaria.

La importancia de las elecciones locales no ha sido ponderada por las encuestas o estudios demoscópicos de sociología electoral; empero, la antropología e historia aconsejan que las pequeñas cosas pueden cambiar el destino de todo el mundo. Las elecciones municipales son la madre de las batallas y en algunas entidades municipales, colonias y regiones, se han dado experiencias épicas de civismo y participación en la defensa de las regiones.

Un municipio poblano, la nuez donde cabe México, es Coyomeapan. Los caciques han desarrollado una historia criminal para mantener el poder. Ningún Dios los ha castigado. Ellos son Dios. Así como disponen candidatos por todos los partidos, incluso estos déspotas autócratas colocan los ministros, clerecía y feligresía en la religión de sus allegados y linaje familiar.

Los valientes que resisten en aquel infierno, una Comala o Canaima, de las miles que abundan en México y Latinoamérica, han dejado de creer en el lopezobradorismo, el humanismo no puede ser celestino, no apoyarán a Sheinbaum ni a los grupos que militan en otros partidos bajo el patronazgo caciquil. Docenas de estos valientes han dejado la vida por salvar a la Matria del cacicazgo violador. Son admirables porque no hay lucha más digna y épica que dar la vida por la madre. Ni la federación, ni el gobierno estatal, han detenido los cacicazgos históricos en Puebla; al contrario, acaso cincuenta familias controlan el poder político regional y no hay una acción barredora contra el cacicazgo.

El ejemplo de Coyomeapan es semejante a lo que ocurre en cada municipio de los cien contabilizados en la división morenista, representan un sesgo importante en la votación que espera el oficialismo. Los disidentes no son malos perdedores, los caciques son malos individuos y peores gobernantes. Los rebeldes no esperaban la traición de la dirigencia morenista ni la discriminación que viven sus procesos regionles.

Coyomeapan también es México; sobre todo, es México.

La incomprensión de los procesos locales fue lo que provocó la destrucción del PRI por parte de los tecnócratas, lo mismo hace Mario Delgado con Morena. Los cien municipios con faccionalismo son cien Coyomeapan donde la veracidad de las luchas populares contra la imposición y el cacicazgo se vivirá en la jornada electoral. No hay dinero ni despensa que compre la dignidad frente a circunstancias de este tipo.

El respeto a la política local no se recuperó con Morena y, en Puebla, los morenistas se han ganado su desprestigio con todo empeño y obligación. AMLO recorrió muchas veces los municipios de México, pero no aprendió nada, se olvidó de la gente sencilla y humilde que vive bajo el yugo del terror caciquil. Al final, el cacicazgo se quedó con las candidaturas y AMLO se engañó con la continuidad.

La lucha por la democracia municipal será la causal del voto diferenciado y dividido en Puebla. Violentar los procesos locales es confirmar el autoritarismo que acusa la oposición.

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