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De sistemas nacionales de salud

León Bendesky


Los sistemas nacionales de salud han de considerarse en el marco de la configuración social, las condiciones económicas y la demografía. Un país con alto nivel de bienestar, una administración pública eficaz y con mayor grado de cohesión social y regional, puede establecer formas más eficientes de atender la salud. Una economía articulada, con elevados niveles de productividad y un régimen fiscal de alta recaudación, tiene más capacidad para financiarla. Un país con escasa población y alto grado de integración territorial puede administrarla mejor. Es relevante también la estructura de edades (pirámide poblacional) que tiende a convertirse en regresiva por la mayor expectativa de vida y el envejecimiento.

Un asunto que debe establecerse en primera instancia es que en ningún caso la salud es un servicio que se provee de manera gratuita. La salud cuesta siempre y en algunas situaciones, como es el caso de las enfermedades crónicas, es muy cara. Eso debería hacerse explícito en cualquier planteamiento del modo de organización de un sistema de salud existente o en proceso de reconfiguración.

Entre las principales razones que se apuntan acerca del crecimiento del costo de los servicios de salud están: el envejecimiento de la población, la prevalencia de enfermedades crónicas, el creciente costo de los medicamentos y de los servicios de salud.

El Sistema Nacional de Salud del Reino Unido se estableció en 1948 como parte de las reformas sociales tras la Segunda Guerra Mundial y está fondeado públicamente por los impuestos. Cubre servicios mediante la red de hospitales, médicos generales, dentistas y farmacias.

Este sistema está hoy sumido en una fuerte crisis. La revista The Economist señala que, a finales del año pasado, a 7.2 millones de pacientes se les habían retrasado sus citas hasta por 18 meses. Los hospitales están saturados y las salas de emergencia también. Se atiende a la gente en ambulancias y los corredores. Según la Asociación Británica de Médicos se padece una sobrecarga por fatiga del personal debido al recorte y al estancamiento de los salarios y la pérdida de poder adquisitivo. Se estima que están pendientes alrededor de 9 mil millones de libras esterlinas de reparaciones en los edificios e instalaciones.

Parte del problema se da por la ineficaz integración entre los hospitales y la atención social, que atañe al cuidado de los pacientes en su comunidad, para prevenir la hospitalización o atenderlos después de ella. Cerca de 11 mil plazas de médicos y 46 mil de personal de enfermería están vacantes. Hay en promedio 2.9 médicos por mil habitantes, cuyo déficit se cubre con reemplazos y es muy caro (Austria tiene 4.5 y los países europeos de la OCDE un promedio de 3.7).

En Dinamarca, el principio básico del sistema de bienestar es que los ciudadanos tienen derechos iguales a la seguridad social. La mayor parte de los servicios médicos se financian con los impuestos generales y de ahí se proveen principalmente sin cargos.

El sistema de salud funciona en tres niveles políticos y administrativos: el Estado, las regiones y las municipalidades, es decir, el nivel nacional, regional y local. El Estado mantiene las funciones de regulación, supervisión y certificación en materia de salud y atención de la población de mayor edad.

Existen cinco regiones que son responsables de la atención hospitalaria, incluyendo las emergencias, tratamiento psiquiátrico y servicios de salud de médicos generales y especialistas con práctica privada. Los 98 municipios atienden diversos servicios primarios de salud y sociales como son: la atención a personas de edad avanzada, rehabilitación fuera de los hospitales, enfermería en los hogares y tratamientos dentales para niños. Además, los municipios cofinancian ciertos servicios y programas de capacitación.

Dinamarca tiene una población de alrededor de 5.9 millones de personas, la mediana de edad es de 42 años, la tasa de crecimiento poblacional es 0.4 por ciento, cubre un área de 42.9 mil kilómetros cuadrados. En México la población supera los 130 millones de personas, la edad mediana es de 29 años y la tasa de crecimiento poblacional es 0.6 por ciento, cubre un área de casi 2 millones de kilómetros cuadrados. Las diferencias son significativas y determinantes en cuanto a las condiciones básicas para la prestación de servicios universales de salud.

La proporción de la recaudación impositiva con respecto al PIB en Dinamarca en 2020 fue 47.1 por ciento; en México la proporción ese mismo año fue 17.8 por ciento de acuerdo con los datos de la OCDE. En el conjunto de la OCDE en 2020 el porcentaje fue 32.9 por ciento. Las diferencias en capacidad de financiamiento de un sistema universal de salud son evidentemente relevantes.

El sistema danés de cobertura universal de salud se estableció en 1973; se requiere de tiempo, organización, recursos de todo tipo y experiencia para hacer funcional un sistema de este tipo. Transitar de un sistema ya establecido a otro de distinto orden es un proceso claramente complejo y costoso. Aquí, el sistema público de salud tiene un vinculo estrecho con la situación laboral de los beneficiarios.

En el caso de México existen aspectos particulares que definen las condiciones de la salud de ciertos segmentos de la población y que delimitan de modo adicional las formas de establecer un sistema nacional de salud como el que actualmente se pretende crear y a muy corto plazo. Véase al respecto el informe: Desigualdades en las enfermedades crónicas en México, una deuda pendiente, elaborado por El Poder del Consumidor de fecha 24 de enero de 2023.

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