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Desapego a la legalidad

Raúl Arroyo

A la jornada de elecciones del domingo anterior sigue un cúmulo de hechos, naturales unos, previsibles otros, sorpresivos algunos más; los escenarios se suceden entre triunfalismo, sorpresas, descalificaciones, rechazo, desencanto, ilusión, incertidumbre, satisfacción, dudas, felicitaciones, análisis, justificaciones, burla, tropiezos y aceptación.

En la vertiginosa coyuntura política poco interesa la importancia del respeto a la legalidad; no sobra referir el desdén de personas e instituciones. Van cuatro ejemplos importantes:

Sin reparar en la normatividad electoral, candidatas y candidatos cantaron triunfos en las horas inmediatas al cierre de la votación. Nada novedoso. Es práctica recurrente con fines mediáticos, no justifica el escaso respeto a la autoridad y los procedimientos electorales. Su reiteración la normalizó, es costumbre intrascendente.

La tecnología en los procesos electorales, notoriamente ausente, o cuando menos obsoleta, contribuye a la lenta generación de resultados, en consecuencia, retrasa los anuncios oficiales de los organismos responsables de organizarlos y ejecutarlos.

La comunicación del INE del conteo preliminar en la elección presidencial, evidenció la superioridad de los medios de comunicación frente a la capacidad de la autoridad. Su mayor velocidad fue una abolladura a la legalidad.

Respetuosamente, el presidente de la república, celebró la misma noche el resultado de la elección presidencial, solo después del previo anuncio del INE. A la mañana siguiente de la jornada, criticó negativamente el pronunciamiento de la candidata opositora declarándose ganadora.

En esa misma comparecencia también adelantó el presidente la permanencia de su secretario de Hacienda en el gabinete de la candidata triunfadora. Ella lo anunciaría (confirmó) en las horas de la tarde.

Si el nombramiento y remoción de las y los titulares de las secretarías del Poder Ejecutivo es facultad de su titular, el anticipo desde Palacio Nacional roza la cultura de la legalidad en detrimento del ejercicio unipersonal del cargo.

El otro “llegue” del Ejecutivo al marco constitucional fue a cargo de la secretaria de Gobernación cuando presentó la conformación de la próxima legislatura del Congreso de la Unión, en detrimento de la autoridad electoral y del propio Poder Legislativo. Pronto sobrevino la descalificación técnica y provocó la especulación.

En la misma órbita parlamentaria surgió la inopinada declaración del líder de la fracción mayoritaria en la Cámara de Diputados, respaldada con la presencia de su homólogo en el Senado, en relación con el futuro de las iniciativas de reformas constitucionales presentadas por el Ejecutivo el cinco de febrero, en la próxima legislatura. A los efectos económicos y políticos inmediatos siguió la retractación

En comedida carta a la “Virtual Presidenta de México”, ministras y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación expresan sincera felicitación por haber sido elegida, por millones de mexicanas y mexicanos, apenas horas después de los comicios, sin esperar siquiera el resultado de los cómputos distritales.

Facultad de la Sala Superior del Tribunal Federal Electoral es el cómputo final de la elección presidencial después de resolver impugnaciones interpuestas, y declarar válida la elección y a quien haya obtenido mayoría de votos.

Precipitada cortesía. La Corte saltó la disposición constitucional, asumió un reconocimiento correspondiente a otro órgano del Poder Judicial. No cabe en la autoridad jurisdiccional.

Así nuestra flaca cultura de la legalidad.

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