Deudor incumplido
- Apr 25
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Diario de un reportero
Miguel Molina
La noticia de que el gobierno de Veracruz se acogió al programa deudor cumplido, que le permite evitar multas y recargos por los impuestos que debe – nadie sabe y nadie ha dicho cuánto – y hace un par de semanas pagó dos mil ochocientos millones de pesos en el primer abono que hará en diez meses hasta saldar la deuda que dejaron los gobiernos de Fidel Herrera, Javier Duarte, Miguel Angel Yunes y Cuitláhuac García.
Es mucho dinero. Si uno calcula diez pagos de dos mil quinientos millones, termina viendo veinticinco mil millones de pesos. Es mucho dinero. Y nadie lo tiene: hasta la fecha ha habido señalamientos y se han lanzado acusaciones sobre diferentes personas que – presuntamente – usaron los cargos que tuvieron para – también presuntamente – robar tanto. Las pruebas están, si hay pruebas, en alguna parte.
El hecho es que los gobiernos de Veracruz llevaban veintiún años sin pagar impuestos. Si usted o yo estuviéramos en ese caso seríamos perseguidos y multados por evasión fiscal, un delito que se sanciona con prisión de tres meses a seis años si el monto de lo defraudado no excede mil veces el salario mínimo, o de tres a nueve años de prisión si se trata de sumas mayores.
Según el Código Fiscal de la Federación, comete el delito de defraudación fiscal quien con el uso de engaños o aprovechamiento de errores, omita total o parcialmente el pago de alguna contribución u obtenga un beneficio indebido con perjuicio del fisco federal, que es lo que hizo un grupo de ladrones casi desde principios de siglo.
Nadie – ningún pájaro nalgón, como decía mi abuelo – está en la cárcel, o inhabilitado, o exhibido por ese robo incesante del que no quedó huella. El dinero se esfumó, como los trescientos millones de pesos que encontró Cuitláhuac García Jiménez cuando era gobernador. O como los salarios caídos de don Justino Reyes. Y no hay responsables.
Miguel Ángel
Nada se sabe de Miguel Ángel Anaya Castillo, director de PánucoOnLine. Desapareció hace varios días, después de que lo hostigaron y lo intimidaron en su propia casa en nombre del presidente municipal, Oscar Guzmán de Paz (Morena).
Desde el balcón
Uno sale a la luz y en el balcón ya es primavera. Volvió a la vida la juerga de las ranas en el jardín de enfrente, y en los árboles del parque sigue el regocijo de los mirlos que cantan sin saber lo que cantan, como dejó dicho Paz: todo su entendimiento es su garganta. La tarde pone luces de ámbar en la malta, y pasa sin querer, sin que uno se dé cuenta, a sorbitos.
Pronto será mayo. Otro mes que le debe el gobierno de Veracruz (por medio de la secretaría de Educación) a don Justino Reyes, cuyo salario no le ha pagado
desde hace diecisiete años, piensa uno en la resolana. Y no le han pagado porque no les da la gana, y porque nadie les dijo a los gobernadores que fueron (Herrera Beltrán, Duarte de Ochoa, Yunes Linares, García Jiménez) ni a la gobernadora que está (Nahle García) que la ley es la ley.
Otro sorbo. Habrá que esperar a otra transformación con ínfulas humanistas, tal vez la quinta o la sexta transformación, porque esta – como se dijo antes – no es seria, aunque presuma de ser deudora cumplida. A ver qué dicen los amigos cuatroteístas que dejaron de hablarle a uno.
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