El INE. Montaje cultural
- fermarcs779
- Jul 31, 2023
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Diego Martín Velázquez Caballero
Hace unos días, el exconsejero presidente del INE, Lorenzo Córdova, interpretaba los resultados de la encuesta Latinobarómetro a la luz del papel que ha desempeñado el IFE/INE en la construcción del Modelo Transición vía Elecciones Competitivas. Además de lamentaciones hipócritas, el racista y autoritario funcionario comete el exceso de atribuir el desencanto social de la democracia con la Cuarta Transformación. La forma de enjuiciar negativamente a los sectores simpatizantes con el lopezobradorismo así como al titular del poder ejecutivo federal, muestra que Córdova nunca pudo afirmarse como un árbitro neutral de los procesos electorales de México y mucho menos como el canal positivo de la consolidación democrática mexicana.
Ninguna sociedad prefiere el autoritarismo, el cretinismo del exconsejero del INE y su capilla intelectual se desparrama. Las sociedades son obligadas a vivir en regímenes de participación limitada por grupos oligárquicos y funcionarios públicos autoritarios como el propio Córdova. El IFE/INE olvidó, a lo largo de su trayectoria, el compromiso con la cultura cívica y la educación democrática. No es sólo que el pueblo tienen el gobierno que se merece, como pretende querer decir Lorenzo Córdova; es que el INE nunca hizo nada por controlar la voracidad y autoritarismo de la clase política, principalmente la neoliberal, cuyo caso más extraordinario fueron las elecciones de 2006 bajo el arbitraje inmoral de Luis Carlos Ugalde.
El desencanto con la democracia no es responsabilidad solo de la sociedad sino, principalmente, de organismos como el INE -en su escala nacional y local- y de funcionarios electorales como Ugalde y Córdova, excelsos practicantes del patrimonialismo burocrático y de las concertacesiones electorales.
La transición política vía elecciones competitivas sólo fue un montaje cultural encabezado por intelectuales al servicio del bloque histórico hegemónico que nunca materializó la democracia participativa, el arbitraje limpio y el reconocimiento auténtico de las preferencias populares.
El INE y los OPLEs son monumentos del patrimonialismo burocrático y de la falacia politológica. Ugalde, Córdova y compañía representan el esnobismo y la impostura intelectual para reconocer la realidad.
La actual circunstancia política no sólo demuestra el excesivo costo de los consejeros y organismos electorales así como su inutilidad. El contexto vigente ha detonado una profundización democrática que ha sobrepasado el coyotaje del funcionario electoral y generó un agonismo político gracias al que se ha podido reconocer los valores reales de las múltiples tendencias políticas y sus facciones; principalmente la derecha racista, proyanqui y clasista.
El INE, bajo la dirección de Córdova Vianello, nunca respetó la voluntad del pueblo mexicano que asistió a las elecciones de 2018. Como Ugalde, entró a la historia mexicana por el lado del descrédito ahí se quedará. El montaje cultural de los organismos electorales resulta tan insostenible que hasta el Frente Amplio lo abandonó. La democracia mexicana no es la democracia liberal capitalista como lo sabe cualquiera con un mínimo de política comparada y el Latinobarómetro debería ajustar sus instrumentos de medición a otros índices y variables.
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