Diego Martín Velázquez Caballero
Norteamérica maneja el pragmatismo más extremo en sus relaciones internacionales y, en el caso de México, la dosis aplicada siempre es mayor. El principal narco traficante en el continente americano son los Estados Unidos, esta es una verdad de Perogrullo que solo los intelectuales y periodistas bajo control de la CIA no se atreven a reconocer con todo y la mayor cantidad de evidencias, estudios y consecuencias.
El narcotráfico y el trasiego humano constituyen la economía informal de la principal democracia totalitaria: los Estados Unidos.
Desde el ámbito cultural, académico y periodístico apoyado por el pentagonismo, se acusa a México de recibir todo el dinero del mundo derivado de los negocios narcos. La narrativa de George Friedman, Dolia Estévez, Andrés Oppenheimer, Leonardo Curzio y el círculo rojo bipolar se equivoca, resulta falsa por completo al intentar responder al confrontarse con una sola pregunta: ¿dónde está el dinero?
El mito del narcotráfico mexicano es tan falso como el mito de la conspiración judeo masónica comunista. Ambos han servido para enriquecer al máximo la élite del poder estadounidense.
El dinero no puede esconderse, es como el amor; entonces, México viviría como Holanda o, al menos, como cualquier potencia media autárquica si un poco de esos estratosféricos recursos económicos quedaran en nuestro país. No es así, la pobreza e ingobernabilidad siguen siendo la nota característica de la mayor parte de las comunidades mexicanas, la pobreza detona una guerra que de pronto toma tintes de ser intestina civil.
La drogadicción no es una preocupación prioritaria de las políticas públicas estadounidenses, así como la posesión y comercio de armas. El liberalismo salvaje norteamericano se nutre de las drogas y el armamento, porque constituyen la base del poder que tiene la plutocracia que gobierna dicha nación.
Es más probable que la oligarquía yanqui imponga un narcotraficante como presidente del pueblo semi soberano estadounidense, a que coadyuven al desarrollo sano de su juventud.
México pelea una guerra híbrida contra el narco imperio estadounidense. Los narcotraficantes valen más para Estados Unidos que el propio Augusto Pinochet.
El Círculo rojo de la ignorancia continuará en su trabajo de negar el sacrificio de los héroes anónimos en la lucha contra el narco imperio. La guerra híbrida y la crisis humanitaria provocadas por el fentanilo van a continuar porque a Estados Unidos no le interesa la cuestión de su juventud.
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