Elio Masferrer Kan
El domingo hubo elecciones en Ecuador y Guatemala para elegir presidente de la república. En ambos casos las encuestas fallaron, o las empresas encuestadoras trataron de “orientar” el voto de acuerdo con sus fuentes de financiamiento, publicando cifras que no eran los resultados de las mismas.
Otra hipótesis es que las encuestas fallaron porque los entrevistados tenían miedo de exponer sus preferencias electorales. En el caso guatemalteco, es probable que los votantes no hayan querido decir a un extraño, el entrevistador, que votarían por Bernardo Arévalo de León, hijo del legendario Juan José Arévalo, quien lideró el primer proceso democrático en 1945, le entregó el poder al reformista Jacobo Árbenz, quien fue destituido por un golpe militar, que instauró más de 30 años de dictadura con miles de muertos, desaparecidos y ejecuciones extrajudiciales. El mismo Bernardo no nació en Guatemala, sino durante el exilio de sus padres en Uruguay. Estudió Sociología en Israel y tiene un doctorado en antropología en Holanda.
Es importante destacar que las encuestas asignaban un octavo o noveno lugar a Arévalo en la primera vuelta electoral, quedó en segundo lugar y está triunfando con más del 60% de los votos válidos.
La corrupción de los grupos tradicionales de la política guatemalteca rebasó lo imaginable, llegando a encarcelar al director de un periódico por denunciar la corrupción, con la complicidad del aparato judicial. Arévalo consiguió captar el voto nulo y en blanco que había llegado al 25% del total, la opción más votada, en un claro rechazo al sistema político. Las encuestas mostraron que católicos y evangélicos votaron mayoritariamente por Arévalo, pese a que Sandra Torres llevaba de vicepresidente a un pastor evangélico de teología de la prosperidad. Acusaba a Arévalo de tener una ideología de género y que legalizaría el aborto, cuestión que nunca figuró en el programa político del Movimiento Semilla.
En Ecuador se adelantaron las elecciones por la “muerte cruzada” decretada por el presidente Guillermo Lasso, ante la inminencia de su destitución acusado de corrupción. Esto implica designar nuevo presidente y Asamblea Nacional para completar el período de cuatro años (el mando será breve por 18 meses). En este caso, nuevamente fallaron las encuestas, todas asignaban a Luisa González Alcívar, del izquierdista Revolución ciudadana, el primer lugar (33.18%), pero discreparon en la asignación del segundo lugar, donde se medirá muy probablemente con Daniel Noboa (24.15%). Las encuestas publicadas erraron notablemente en el segundo, tercer y cuarto lugar de preferencias electorales, poniendo en posiciones competitivas a candidatos que no rebasaron un dígito.
Luisa González es abogada cristiana, se define como madre soltera y su mentor, el expresidente Rafael Correa es católico de teología de la liberación. Luisa es respaldada por evangélicos de tradición anabaptista, herederos de la Reforma Radical, personalmente no está de acuerdo con el aborto. El respaldo a Luisa de la izquierda católica es inequívoco, sus oficinas de campaña están en el Centro de Capacitación Monseñor Leónidas Proaño, el obispo emblemático de la teología de la liberación ecuatoriana.
Los evangélicos conservadores, vinculados a los evangelicals norteamericanos, quienes apoyan a Donald Trump, haciendo énfasis en la agenda moral, respaldaron al candidato Otto Sonnenholzner, quien obtuvo el 7.15% de los votos. En las elecciones de 2021 apoyaron a un candidato que obtuvo el 1.75% de los votos.
La historia parece repetirse en Ecuador, en 2021 se midieron Andrés Arauz (32.75%) de Revolución Ciudadana contra el empresario Guillermo Lasso (19.7%). Lasso logró nuclear el voto anticorreísta y obtuvo el 52.5% de los votos contra Arauz, que llegó al 47.5%. ahora va de candidato a vicepresidente de Luisa, quien, de triunfar, sería la primer mujer presidenta de ese país y además evangélica.
Daniel Noboa es el hijo de un empresario, vinculado al sector bananero, que compitió varias veces para presidente y fue sistemáticamente derrotado. Daniel se presentó por primera vez calificando para la segunda vuelta. Volverán a competir un empresario contra una candidata de izquierda. La moneda está en el aire.
La conclusión es que los creyentes priorizan en la toma de decisiones electorales, criterios cualitativos como la lucha contra la corrupción y la satisfacción de las demandas sociales, relegando la agenda moral, no aceptando las recomendaciones de los líderes religiosos en materia electoral.
Doctor en antropología, profesor investigador emérito ENAH-INAH.
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