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Hacer siempre lo mismo

Xochitl Patricia Campos López

El principal comentarista de la línea editorial de FORO TV, considera que no se pueden esperar resultados diferentes en la gobernabilidad mexicana si la conducta cotidiana de los responsables del poder es monótona. La opinión resulta cuestionable, ¿Quién está haciendo lo mismo?

Aunque la comentocracia del círculo rojo busca desacreditar al gobierno nacionalista de López Obrador, quizá el señalamiento del curso de acción rutinario deba direccionarse hacia otro grupo, principalmente la oposición. O bien, la respuesta depende de la perspectiva histórica.

El fracaso que vive el modelo de la democracia liberal capitalista en el país, democracia delegativa señalaría Guillermo O´Donnell, muestra que quienes estuvieron haciendo lo mismo durante los últimos treinta y cinco años fueron los neoliberales del burocratismo tecnocrático militar. Y que, como bien lo planteara el ilustre politólogo argentino, sus límites antropológicos demuestran que no dan para más. Democracias delegativas, ineficaces, acostumbradas a vivir el desarrollismo colonial señalado por los Estados Unidos en beneficio de las élites criollas: un laissez faire de cilantro, tomate, aguacate, limones, droga, lumpemproletariado y monopolios cantábricos.

¿Qué es hacer algo diferente? O´Donnell quizá coincidiría con Heinz Dieterich, Ugo Pipitone y algún defensor de la sustitución de importaciones en el desarrollo estabilizador. Es necesario desarrollar el mercado interno y buscar la brecha de oportunidad que corresponde en la economía mundial para generar una auténtica burguesía nacional. La tarea no puede hacerse sin un Estado fuerte, es decir, un Estado al servicio de la Nación; no de la elite criolla hispanista. La tragedia de las potencias que se empobrecieron por oportunidades perdidas es propia de Iberoamérica, el trauma español de 1898, la Argentina de principios del siglo XX y algunos casos más donde las élites económicas sólo saben hacer lo mismo: comportarse como sociedades novohispanas.

¿Quién está haciendo algo diferente? La respuesta es obvia. Y ese es el conflicto del circulo rojo novohispano. La conmemoración de la expropiación petrolera en México remite al gobierno del Gral. Lázaro Cárdenas, inalcanzable en todos los sentidos para la Cuarta Transformación. Quizá el único caso serio, diría Friederich Katz y algún otro historiador serio, para modernizar una sociedad que se aferra al feudalismo por todas partes. El cardenismo implicó hacer algo diferente: aprovechar para la Nación las circunstancias internacionales y ganar soberanía frente a los imperialismos. Incluso la mezquina hispanidad no puede negar haber recibido lo suyo.

El gobierno de Morena a nivel nacional está haciendo cosas diferentes, de ahí la irritación en varios sectores que han desarrollado una zona de confort bajo el imperialismo yanqui. Las élites neoliberales no fueron capaces de generar estrategias de crecimiento y desarrollo que disminuyeran la histórica dominación externa. Por eso el nacionalismo -con algunos adjetivos coherentes- puede ser la ruta para abandonar el patrimonialismo burocrático de los últimos quinientos años. La impunidad, crisis económicas recurrentes, corrupción y fraude electoral; son las características de las democracias delegativas -sobre todo de tipo neoliberal- que desprestigiaron el camino del liberalismo frente a los grupos sociales latinoamericanos.

El nacionalismo se ajusta a las sugerencias de Guillermo O´Donnell para romper el laberinto esquizofrénico de la cultura política novohispana. El análisis de los estancieros ganaderos argentinos y los retos que presentaron frente a los fueros y feudos del tradicionalismo católico, marcan en modo diferente la historia, economía y democracia austral en su búsqueda del liberalismo y la nación.

El nacionalismo populista no es lo común en la trayectoria política iberoamericana, constituye la variable desestabilizadora que puede generar cambios en las estructuras económicas colonialistas así como la obtención de espacios autónomos para pueblos y grupos subalternos que buscan consolidar un Estado Nacional. La visión estatocéntrica de los procesos sociales latinoamericanos resulta indispensable para avanzar en la velocidad histórica occidental y desplazarse del cómodo feudalista que las oligarquías mantienen, incluso disfrazadas de neoliberales tecnócratas.

La remembranza del cardenismo es un memorándum histórico de que las posibilidades de los gobiernos nacionalistas son breves y menos que temporales; razón por la cual deben ser aprovechadas e impulsadas por los sectores sociales protagonistas. El debilitamiento de los Estados Unidos y la crisis de la democracia liberal capitalista permitirá los ajustes históricos necesarios para construir un Estado y una Nación que garanticen el modelo democrático con las condiciones mínimas de subsistencia y autoridad.

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