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Impunidad

  • fermarcs779
  • Nov 13
  • 3 min read

Diario de un Reportero


Miguel Molina


No importa cómo se mire, en México todavía reina la impunidad. Hasta donde vamos, ningún alto funcionario de la cuarta transformación ha pisado la cárcel, pese a las evidencias que señalan a muchos como responsables de actos de corrupción en distintos grados. El sistema protege a los suyos, como los sistemas priistas y panistas hicieron con sus socios.

Tenemos el claro ejemplo de Veracruz, donde el Órgano de Fiscalización Superior detectó un daño patrimonial de más de dos mil millones de pesos en el último año del gobierno de Cuitláhuac García Jiménez. Hasta la fecha, ninguno de los funcionarios involucrados en el faltante ha sido llamado a rendir cuentas. Mucho menos García Jiménez.

Hemos oído discursos flamígeros y declaraciones tronantes que advierten que se acabó la corrupción, pero todo se ha reducido a palabras. La inútil Fiscalía del estado no ha investigado a nadie ni ha detenido a nadie ni ha consignado a nadie. La propia presidenta Claudia Sheinbaum ha dicho que García Jiménez es un hombre honrado y no es responsable del daño patrimonial que sufrió Veracruz durante su gobierno, como si la palabra presidencial bastara para eximir a cualquiera de cualquier culpa. De ese tamaño.

La gobernadora Rocío Nahle ha hecho declaraciones genéricas sobre la responsabilidad de García Jiménez, y asegura que su gobierno no encubrirá a nadie, pero hasta ahí. No sería la primera vez que la cuarta transformación

guarda silencio sobre lo que ha pasado desde que se volvió gobierno. Ni será la última.


¿Quién gana lo que gana?

La gobernadora de Veracruz se otorgó un aumento de sueldo de veinticinco por ciento. Y dice que no sabía. Pero el aumento mismo abre la puerta a muchas preguntas sobre los principios de la cuarta transformación. ¿Quién gana lo que gana, más doce días de prima vacacional, ayuda para pasajes, quinquenios, nueva generación (sic), despensa, provisión social múltiple, compensación temporal compactable, ayuda por servicios, ayuda para capacitación y desarrollo, gratificación extraordinaria, gratificación canasta navideña (sic), compensación administrativa, asignación por actividades culturales, compensación por ajuste de calendario, aguinaldo, bono anual de despensa, pago del día de la madre, y un etcétera de pagos extra que la razón no alcanza a comprender?

¿Quién proclama y presume de austeridad en el aparato gubernamental y en la vida de los mexicanos? ¿Quién podrá venir a dar discursos sobre la honrada medianía, sobre el pueblo bueno y los pobres que en teoría – solamente en teoría – están primero que todas las cosas? ¿Quién que recibe tanto puede comprender y sentir empatía por los que no tienen nada?

¿Quién firmó el documento que autoriza los aumentos de salario a la burocracia en general, pero sobre todo a la élite de la burocracia? ¿Quién firmó ese documento sin leer la parte que le aumenta el sueldo a la firmante? ¿Así firma los documentos oficiales, sin ver lo que firma, sin saber lo que firma?¿En serio?

Tenía razón Gonzalo N Santos cuando declaró que en la política mexicana moral es un árbol que da moras. Lo demás es lo de menos.


Desde el balcón

Brilla un solecito que engaña. Uno sale al balcón con la copa de malta, a ver si es cierto que se fue el frío, y descubre que no. Lo que hay es un sol de invierno – aunque no sea invierno – que alumbra pero no calienta. Uno piensa otra vez en el rescate y la remediación del canal de navegación e acceso al puerto de Boca del Río, que fue responsabilidad de la Procuraduría Estatal de Protección al Medio Ambiente, con todas sus mayúsculas.

Uno toma un sorbo de malta – wee dram, como decía el tío Geoff – y lee que la obra no se terminó, y que la Procuraduría pagó cerca de cuatro millones de pesos por "conceptos no ejecutados ni devengados". Las estimaciones pagadas no tenían reportes fotográficos ni croquis de generadores de obras, ni notas de bitácora, ni muchas otras cosas que deberían tener. Uno sabe que nadie va a ser llamado a cuentas por ese daño al patrimonio de los veracruzanos.

Una raya más al tigre de la impunidad. Y un sorbo más de malta.

 
 
 

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