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La 4T ha muerto, murió por su amor a los tránsfugas

Xochitl Patricia Campos López


En un momento se hablaba de que Regeneración Nacional era una opción que reciclaba priistas como Manuel Bartlett, es decir, expresiones del nacionalismo revolucionario y la política del antiquísimo régimen; aunque los políticos con antecedentes de ese modo, justificaban su migración señalando que el PRI ya no representaba sus intereses ideológicos. Morena implicaba la conversión hacia algo renovado, la experiencia mística que exige el humanismo de la fraternidad universal. Como toda religión, en este caso política. Personajes como Manuel Bartlett o Tatiana Clouthier constituían el ejemplo de algunos de los principales conversos.

Sin embargo, conforme pasa el tiempo, Morena se ha llenado de tránsfugas de todos los partidos políticos. A la inversa del PRI, que en el momento de la transición representó la fuerza centrífuga; ahora, Morena representa la fuerza centrípeta. Del todos contra el PRI, se pasó al todos con Morena.

Sabina Berman preguntaba a Citlali Hernández respecto de la necesidad de chapulines en las recientes candidaturas de la 4T, fenómeno que ha llegado a ser excesivo y desbordante, principalmente para los militantes llamados puros. Hernández afirmaba que la realidad se impuso a Morena y que, como en su momento ocurrió al PAN y PRD, se vieron en la contingencia indispensable de involucrarse con los líderes carismáticos de diversa índole para llenar las carteras de gobierno y, sobre todo, las candidaturas. Reconoció que el partido no formó la militancia necesaria, la cultura política de México no es apta para experimentos políticos. Al menos, a diferencia de Mario Delgado, Citlali Hernández reconoce el pragmatismo de Morena frente a una situación operativa. Empero, como Mario Delgado, ha caído en la epidemia de la ceguera que le inhibe observar los fenómenos del transfuguismo polisaturado.

No es verdad que las contradicciones se encuentren exentas en Morena; al contrario, estas se han radicalizado al punto de generar resentimientos y decepciones en la militancia y votantes. Los fieles creyentes y la militancia izquierdista fueron excluídos de la forma más vergonzante e injusta, en beneficio de los tránsfugas con antecedentes más que autoritarios. Si Morena no fue capaz de formar una militancia y cuadros competentes en casi una década, ¿por qué va a creerse que una platicadita del Fisgón regeneraría caciques, oligarcas, plutócratas y criminales? Ni Juan el Bautista llegó a tanto, ni el mismo Mesías; pero, en fin.

El transfuguismo constituye uno de los principales malestares de la política hispanoamericana, es comparsa de la violencia, autoritarismo, patrimonialismo y pobreza. Constituye un fenómeno que no ocurrió en las transiciones democráticas exitosas, pero se vuelve la conducta común en las democratizaciones fallidas. La política mediterránea del gatopartismo caciquil corporativista que no quiere modernizarse, revuelve todo para que nada cambie. Y desde que el transfuguismo inició en el PRI, nada ha cambiado. Ganan siempre los mismos y pierden también los de siempre. La cultura priista mexicana le da clases a Maquiavelo, Delgado y Hernández; pero, sobre todo, al Fisgón.

El chapulinismo o transfuguismo político terminará por confundir a Sheinbaum como lo hizo con AMLO. El transfuguismo también ha permitido la infiltración de sujetos que son todo lo contrario a la cuarta transformación y la exclusión de amplios sectores de militancia, simpatizantes y electores. Por supuesto que el rostro de MORENA es irreconocible y, sobre todo, en algunos estados, la estrategia es irreconocible. Los cacicazgos y oligarquías priistas simplemente tienen militancia VIP en la 4T. Luego entonces, ¿Cuál es la diferencia entre el PRIAN y la 4T?, ¿Cuál fue el sentido de apoyar la cuarta transformación? Ni siquiera habrá los dos bloques del presidencialismo tan deseado, una vez que se conforme las diversas legislaturas, faccionalismos y canovismos florecerán en un contexto donde los partidos desaparecen y los caciques son eternos.

No existe más la 4T sino la realidad del poder, el México excepcional y exótico, el México de siempre. Así como Carlos Salinas fue el Mustafá Kemal Ataturk neoliberal del país, López Obrador será el Gorbachov de la 4T en México.

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