La confusión del economista Zedillo sobre la democracia
- fermarcs779
- Oct 29
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Carlos Ramírez
En la creación de las ideas políticas hubo una corriente muy antigua que ayudó a colocar a los filósofos en los verdaderos cajones de sus intenciones reflexivas, una corriente argumentativa fue la de los falaces o usuarios de las falacias: la forma de construir un edificio teórico y analítico a partir de interpretaciones personales ajenas a la filosofía.
El expresidente Ernesto Zedillo Ponce de León tiene ya muchos meses convirtiéndose en el crítico de la 4T bajo la acusación en prensa extranjera de que está destruyendo la democracia. El ahora estadounidense académico Zedillo tiene todo el derecho de pensar, escribir declarar en modo estadunidense y ya tocará a los defensores de la 4T responder a las acusaciones.
Aquí solo haremos hincapié en que todo el edificio semántico, filosófico, falaz y político de Zedillo está construido sobre bases falsas. En su última declaración al periódico El País, Zedillo acusa a quienes “juegan con reglas de la democracia para destruirla”. Como matemático economista –de la política económica y no de la economía política–, Zedillo podría desmontar su afirmación y hacer hasta una fórmula matemática.
Pero en el aspecto del debate político, Zedillo parte de una base falsa: suponer que la democracia es una forma de gobierno final y no una filosofía política o un modelo procedimental de participación social en la política. Y que la democracia se basa en dos pilares: la práctica del relevo a través de reglas institucionales existentes que son las elecciones y las reformas que tienen que respetar el juego plural de participantes. Mal que bien, la 4T está jugando dentro de las reglas de esa democracia, y aún en sus cambios absurdos, locos y autoritarios está cumpliendo con las reglas de la democracia. Corresponderá, entonces, a la oposición ganar el poder con las reglas democráticas y hacer lo que hoy está haciendo la 4T como lo hicieron durante tantos años los priistas, los no-priístas neoliberales salinistas como Zedillo y el PRIANREDE.
Desde su cubículo del pensamiento económico neoliberal en la Universidad de Yale, Zedillo no ha entendido que con todos sus errores y locuras la 4T está caminando por el territorio de la democracia –aún en el lenguaje irracional de Zedillo– porque la democracia viene de los términos griegos demos: pueblo y kratos: poder o gobierno, y la democracia es el gobierno del pueblo, y el economista neoliberal de Yale carece de argumentaciones de filosofía política para debatir este punto.
La 4T ganó las elecciones con las mismas reglas antidemocráticas que llevaron a Zedillo –dedazo y manipulación electoral de Salinas de Gortari– a la presidencia y le permitieron traicionar al PRI para la alternancia del PAN porque este partido –y no el PRI populista de Colosio-Labastida– representaba la garantía de continuidad neoliberal con Francisco Gil Díaz como secretario de Hacienda del Gobierno de Fox.
Y no estaría mal que Zedillo saliera de la prisión intelectual de su cubículo en el pensamiento estadounidense de Yale y por los pasillos buscará algunos de los politólogos de esa Universidad para que le explicaran con naranjas un poco lo que representan la democracia y que lo que estaría poniendo en práctica la 4T –sin justificarla e inclusive cometiendo errores garrafales de procedimiento institucional que rayan el autoritarismo– es un modelo posterior al fracaso de la democracia representativa que en México representaron el PRIANREDE: la democracia directa.
Norberto Bobbio no estudió en Yale e inclusive criticaba el pensamiento esquemático de la ciencia política estadounidense –que su colega Sartori amonestó que era el fin de la ciencia política–, y a partir de todo su conocimiento de lo ocurrido con la democracia de la segunda posguerra hasta el umbral del fin del proyecto dictatorial soviético fue Bobbio el que señaló en El futuro de la democracia que justamente la democracia directa o populista había sido producto del fracaso de la democracia representativa, y lo caracterizó como un proceso muy definido: “las falsas promesas de la democracia” llevaron a dictaduras democráticas como las del PRIANREDE.
Zedillo se asusta de que “los pilares de la democracia mexicana han sido destruidos», pero el Gobierno de la 4T llegó con las reglas electorales del IFE/INE que Zedillo había fundado en complicidad con el presidente Carlos Salinas de Gortari para que el PRI nunca soltara la organización de las elecciones y que después del 2014 con el Pacto por México ese organismo electoral –dicen que democrático– tergiversó las reglas de la democracia con Lorenzo Córdova Vianello para tratar de impedir la victoria populista –en efecto– de López Obrador y Claudia Sheinbaum Pardo.
Pero en su cubículo del pensamiento estadounidense conservador universitario y académico, Zedillo se construyó un edificio teórico equivocado y no sabe que quedó sepultado en los ladrillos del razonamiento neoliberal de una democracia para el mercado y no para el Estado ni para la sociedad.
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Política para dummies: la política ha sido la tumba de la economía.
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