La contracultura y la regulación estatal
- fermarcs779
- Apr 13
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Diego Martín Velázquez Caballero
El debate que ha generado el control de la música popular en México a veces parece no entender la situación del país. En las narices de la república se presenta la intervención militar de Norteamérica por representar, para ellos, una narcosociedad y, por la parte nacionalista, se llama a la profusión de los mensajes musicales como libertad de expresión. El mundo al revés.
Es extraño que se rechace la intervención gubernamental en ámbitos que son necesarios para el bienestar social. Más allá de demandar a la presidenta Claudia Sheinbaum que se respeten los dispositivos simbólicos del narcotráfico, cabría preguntarse si estas polémicas culturales convencerían a Donald Trump de retirar sus acorazados, destructores y portaviones de los bordes marítimos del país.
Si la ley de Radio y Televisión en México se cumpliera, como el Estado de Derecho por ejemplo, es seguro que la configuración del país sería otra; empero, el problema es la debilidad institucional, la escasa capacidad del gobierno para aplicar la ley. Resulta injusto comparar la libertad cultural en el mundo occidental con lo que ocurre en México. Ciertamente en Estados Unidos existe una libertad ilimitada, pero también es cierto que la vigilancia estatal sobre la contracultura ha conseguido conjurar el impacto negativo y terrorista que buscan generar con ciertas acciones algunos elementos nacionales y extranjeros. En la experiencia de Alemania y Francia se regula la cultura islámica y el fascismo por la memoria histórica y las circunstancias de seguridad nacional que implica; estableciéndose formas casi autoritarias pero legítimas que obligan a las democracias a defenderse y meter a la esfera pública el debate y conocimiento del tema.
La contracultura puede representar el ingreso de los antivalores que descomponen un orden social dado. La debilidad del Estado Mexicano frente a los poderes fácticos hace que el discurso de la contracultura sea el hegemónico verdadero y así nos va. Durante la guerra que libró el Estado Mexicano contra el narcotráfico se estigmatizó negativamente la producción simbólica de las drogas, pero esto también ha servido de poco. ¿Cuál sería la opinión de las madres buscadoras y las víctimas de la narcoguerra respecto de la producción no regulada de la música que acompaña este contexto?
La legalización de las drogas y de la narcocultura pueden dar la pauta para fortalecer al Estado, porque permiten el establecimiento de un marco jurídico e, incluso, la producción de impuestos y rentas; pero, es importante la intervención estatal y el debate público. Mientras la debilidad estatal sea permanente, los poderes fácticos y hegemónicos terminarán por aplastarnos a todos hasta que un monstruo como el Imperialismo Yanqui los aplaste a ellos, con toda la sociedad mexicana incluida. La libertad está condicionada por la capacidad que el contrato social le conceda al mandatario y la conciencia social de la importancia que guarda la moral pública. La presidenta Claudia Sheinbaum está obligada a retomar la guerra calderonista y replantear la fuerza del estado para evitar otra derrota material y simbólica.
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