Diego Velázquez
El atentado fallido contra Donald Trump, aunado a las condiciones personales del presidente Biden, dieron como resultado un mensaje esperado por muchos demócratas: Joe Biden renuncia a su aspiración como candidato a la presidencia y da su apoyo a Kamala Harris, hoy vicepresidenta de los Estados Unidos. La salida de Joe Biden y la probable entrada de Kamala Harris o de Michelle Obama a la candidatura demócrata por la presidencia de los Estados Unidos constituye un aliento para los grupos liberal progresistas y nuevos movimientos sociales en Norteamérica.
Si en algún momento el atentado a Trump daba por sentado que la elección se volvía un mero trámite, la llegada de las mujeres cambiaría el escenario de la competencia por la Casa Blanca. La rudeza y conservadurismo de Trump y Vance y, en general, su campaña, tendrían que cambiar de estilo ante figuras como Harris u Obama, o ambas compartiendo fórmula. En este escenario, una equivocación o exceso de radicalismo por parte de Trump podría resultar contraproducente.
Aunque Trump ha declarado que no le preocupa la competencia con Harris. Para él y para el sector más radical de los republicanos ella representa la “muerte del sueño americano” y eso será suficiente para alimentar su campaña de confrontación entre el movimiento MAGA y los wokes. Para otros, Kamala Harris personifica la lucha y las oportunidades bien aprovechadas que brindan los Estados Unidos en un clima de libertades.
Por su parte, tanto Kamala Harris como Michelle Obama tienen no sólo carreras exitosas, también un perfil impoluto y significativo de la cultura del esfuerzo, también son la puerta para la representación de los grupos históricamente oprimidos y las nuevas identidades sociales. La fractura entre modernidad y tradición se manifiesta con toda su fuerza en estas elecciones. Los republicanos no tienen todo el apoyo que consideran, la división entre los WASP y la multiculturalidad tiene grandes antecedentes en la trayectoria norteamericana. La competencia será cerrada entre los republicanos y los demócratas, el escenario tiene posibilidades para salvaguardar la integración de México porque los demócratas buscarán estimular el voto latino.
Morena y el futuro gobierno también participan en una elección donde la neutralidad no es la mejor opción.
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