Xochitl Patricia Campos López
La trascendencia de la investidura como Jefe de Gobierno que ha tenido Pedro Sánchez en España no resulta menor para Hispanoamérica. El conflicto que suscitó entre izquierdas y derechas, autonomías y nacionalismos, centro y periferia, apenas permite entrever la cuestión geopolítica: confrontación entre atlantismo y eurasianismo. Se puede considerar que este elemento dispone el escenario que originó la Guerra Civil Española; y aunque los actores se vinculan, el cambio de contexto resulta indispensable de tomarse en cuenta.
Rusia y Estados Unidos son los protagonistas velados de una dialéctica en la Península Ibérica que tiene larga data en los conflictos imperialistas. Pedro Sánchez no representa al socialismo que busca restaurar la utopía igualitaria; al contrario, el PSOE se ha acomodado a un progresismo que se mueve bien entre el neoliberalismo y cierto populismo pluralista. Empero, hablar de progresismo es reconocer el apego a la influencia de los valores estadounidenses.
La ultraderecha española ahora cuestiona la evolución federalista y cuasi republicana que lleva a cabo su gobierno; sin embargo, la España intervenida por los Estados Unidos se encuentra desde la época del caudillo Francisco Franco. España se encuentra tan colonizada como cualquier nación latinoamericana.
Vox y sus organizaciones carlistas, franquistas, nacionalistas católicas, etc., se encuentran aprovechando la polémica desatada por el pactismo de Pedro Sánchez con los movimientos autonomistas de la España invertebrada; pero la profundización electoral que habían configurado en las elecciones resultó escasa. Finalmente, el escenario de crisis política que ha llevado al PSOE para establecer convenios que alteran la unidad española, es producto de la falta de estructura y electores en movimientos como VOX que no encuentran una propuesta sensata para convencer una parte mayor de la población.
El nacionalismo católico hispanista no puede desarrollar toda una retórica para aferrarse a la identidad española del siglo XVI, buscar soporte en la Rusia del autoritarismo competitivo de Vladimir Putin y querer gobernar como neoliberales al servicio del imperialismo yanqui. O somos, o no somos. Ya se verá como termina la esquizofrenia de Javier Milei en la Argentina Iliberal del Modelo Habsburgo.
La ultraderecha española e hispanoamericana, representante ahora de un nacionalismo que significa nativismo frente al avance de la cultura nihilista postmoderna progresista, no encuentra los medios y políticas públicas para resguardarse de una globalización desbocada que no mide sus consecuencias. La Hispanidad no dejará de representar el Extremo Occidente mientras no desarrolle el Estado, élites nacionalistas y abandone el modelo organizativo de las oligarquías medievales. La amenaza del progresismo ecofeminista socialista no es otra cosa que la posición del liberalismo occidental que la democracia anglosajona propone, y que tiene pocas posibilidades de admisión para los referentes hispanistas.
La pugna española no es otra cosa que la eterna guerra civil entre la España del poeta doméstico y retórico y la España del poeta prometeico, heroico y progresista. ¿Cuánto liberalismo salvaje norteamericano es capaz de soportar España?
La resonancia de la crisis española en Latinoamérica será más que profunda, pero el centro del debate no son las izquierdas y derechas, ni siquiera Rusia o los Estados Unidos, la polémica verdadera se encuentra en romper el colonialismo y construir una alternativa que supere la Edad Media y dibuje nuestro camino independiente a la Modernidad.
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