Pericles
Puros cuentos
No sé cómo llegamos a este punto la verdad. Pero es que no solo se iban a rifar a mi comadre, sino que también ella estaba de acuerdo. Busqué a mi compadre por todos lados sin suerte. Todo parecía que las vacaciones en la Isla Paraíso se estaban tornando medio extrañas. Mi esposa no pudo venir, por lo que me les pegué a mis compadres. Ya teníamos como 5 días de un total de 10, en un hotel prácticamente en medio de una selva. Y como yo solo pagué la mitad, ni para que me quejaba. Lo de la rifa salió durante el día de ayer y se discutió en la cena del día. Cena a la cual mi compadre no asistió “que porque se sentía mal” según mi comadre. Mi comadre andaba como ida y riéndose de cosas sin sentido. Traté de hablar con ella, pero me cambiaba de platica y como que andaba borracha a pesar de no haber tomado. Por lo que decidí al día siguiente, hablar con la administración del hotel de la isla para que me ayudaran. Yo estaba preocupado porque mi compadre no era de los que nada más se desaparecían. La administración asignó al detective del hotel para su pesquisa. La mujer detective me dice “vamos hablar con la esposa de su compadre primero” ya después de yo haberle explicado la situación. Maniobra que no sirvió de nada porque mi comadre se hizo la dormida mientras le daban un masaje turco. Desesperado, pregunte’ si podía hablarle a la policía, pero diplomáticamente me dijeron: “que por ahora, no” Yo le expliqué que la última vez que hablé con mi compadre fue 2 días antes y que parecía de buen ánimo. “Y no sabe si salió con su esposa esa día o noche?” me preguntó la detective. “La verdad no sé “ dije. Pasadas unas horas, me dice la mujer: “Ni modo vamos a tener que despertar a su comadre” Y agrega: “ninguno de los taxistas del hotel recuerdan haberlo llevado a ningún sitio y tampoco por ninguna de las cámaras de seguridad se le ve salir del hotel”, todo cuando nos dirigíamos rápidamente para donde la comadre y sin voltearme a ver. Yo iba pensando lo de la rifa de esa noche, sin explicarme lo que andaba pensando mi comadre. Llegamos y sin señal de la comadre por ningún lado. Por lo que la detective toma su radio y dice: “ tengo un 24 con un 43 activo” Y luego me dice: “Véngase vamos a sentarnos “ Nos sentamos en una mesa cerca de la alberca y todavía sin cruzar otra palabra se aparece un mesero trayéndole a la detective lo que ordenó. Comió en silencio y con la misma indiferencia desde su involucramiento en el caso. Y en eso estábamos ,cuando alcancé a divisar a mi comadre corriendo por la playa casi desnuda. Por lo que me levanto y me voy corriendo atrás de ella. Viéndose a lo lejos, como la detective también se levantaba y simultáneamente hablaba por su radio. Correr por la arena, era dificultoso y cansado. Sin embargo, llegué a tiempo a los arrecifes donde mi comadre como en un trance , se encontraba parada y mirando hacia el océano. Me quedé como si viera una transfiguración fantasmal. Mi comadre apenas vestida y con las olas del mar parcialmente mojándola, parecía como una aparición. Me quedé inmóvil hasta que oí las voces de meseros y de guardias llegando a la escena jadeando. “usted la conoce?” dijo uno de ellos, ignorante de la conexión. Yo de plano no supe que decir y me quedé en silencio. En eso veo gente de seguridad por el lado opuesto del de nosotros, acercándose sigilosamente a mi comadre. Por la geografía del los arrecifes, ellos podían acercarse más fácil y por lo mismo yo los veía conversar con ella pero sin poder oír. Después de unos minutos eternos, los de seguridad la convencen de bajar con ellos. Finalmente, nos terminamos encontrando en la enfermería del hotel y mi comadre ya cubierta con una toalla y cabizbaja. La detective todavía sin quitarse sus lentes oscuros me dice: “Ahora si, le vamos hablar a la policía” Cosa que mi comadre oyó pero sin reaccionar. Yo hasta ahí llegué. Mejor que la autoridad se encargara. Y en lo que llegaba la policía, le hablé a mi mujer que estaba embarazada pero no le dije nada por lo mismo. Cuando regresé, la policía y la detective como que me estaban esperando. Me miraban raro y después de algunas preguntas sin importancia me dicen: “Va a tener que acompañarnos a la comandancia “ “¿Pero porqué?!!?” asustado. “Por que usted fue el último en ver al esposo de su comadre” dijo el más alto. Cuando me subían a la patrulla, vi como se llevaban a mi comadre en una ambulancia. Llegando a la comandancia, me quitaron las esposas y me remitieron a una celda colectiva. Mientras me acostumbraba a lo ruidoso del ambiente, reconocí a mi compadre arrinconado en una esquina y volteando a la pared. Lo movía y hablaba, pero no reaccionaba. Hasta que lo volteé y vi lo golpeado que estaba, todavía con sangre en la cara y parte del cuello. Yo pensé que tendría algún hueso quebrado en alguna parte, pero después de moverle la cara y decir repetidamente su nombre, empezó a reaccionar. No quise preguntar mucho y después de clarificar con la detective que todavía de suerte se encontraba en la comandancia llenando papeles, nos llevaron de regreso al hotel después de una parada por la cruz verde. De regreso al hotel, prácticamente ya era de noche y acompañe a mi compadre a su cuarto. No decía mucho y yo tampoco insistí por la situación. Lo bueno que no tuve que decirle nada de mi comadre, porque ella también ya estaba de regreso en el cuarto. Entramos y ella se abalanzó a abrasarlo llorando y pidiéndole perdón pero riéndose. Bajo esa escena, me retiré cerrando la puerta y sin decir nada. Todo, mientras se estaban rifando en absentia a mi comadre en la cena hotelera de esa noche. Cena a la cual no asistí. No procuré a los compadres por unos días, hasta que mi compadre me encontró en la alberca y me dice: “Disculpa compadre, que vergüenza” Otra vez no supe que decir o cómo reaccionar pero me enteré que mi comadre lo aventó por el balcón del cuarto y mi compadre, se sujetó de lo que pudo, sin embargo al final cayó de bruces en el cemento y perdió el conocimiento. Al recobrar la conciencia, deambuló de noche por la playa confundido, hasta que lo levantó una patrulla y pensando que estaba borracho, se lo llevaron a la comandancia. “Y es que no se nota todavía pero, desde que está embarazada las cosas han cambiado mucho” y agrega: “Tanto, que la amenacé con rifarla y no solo me dijo que si, sino que también al día siguiente me tiró por el balcón “ “Pero en fin, ya se fué con otro” Y después de una pausa dice: “Pobre” como con lástima. Yo, por tercera y última vez ,no supe que decir pues mi esposa es la hermana de mi comadre. AGUAS
Comments