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La violencia sacude conciencias

  • fermarcs779
  • Nov 4
  • 2 min read

Xóchitl Patricia Campos

México ha experimentado niveles alarmantes de violencia en los últimos años; sin embargo, la persistente guerra de baja intensidad sigue sorprendiendo por su crudeza. Recientemente, el asesinato de Carlos Manzo, presidente municipal de Uruapan, Michoacán, conmocionó al país. Fue acribillado durante la Noche de las Velas, frente a su propia comunidad y familia, mientras era custodiado por la escolta de la Guardia Nacional. Los titulares reflejaron diversas perspectivas, pero en su mayoría compartieron el descontento social ante el hecho. Muchos veían en Manzo a un líder valiente que confrontaba con determinación al narcotráfico y la delincuencia en su región. Otros consideraban su asesinato una consecuencia inevitable en un país donde enfrentarse al crimen organizado parece una misión imposible. Unos pocos medios lo tildaron de radical e imprudente, pero cabe cuestionarse si, lejos de acentuar la polarización y violencia, no contribuía más bien a pacificar Uruapan.


El funeral evidenció el profundo descontento de la sociedad michoacana con la administración de la Cuarta Transformación y el gobierno morenista. Michoacán, históricamente golpeado por el narcotráfico, no vislumbra un descenso en los índices de violencia. El propio Manzo señalaba que estos problemas trascienden al gobierno actual, argumentando que sus raíces se extendían a varias administraciones pasadas.


La toma del palacio de gobierno en Morelia simbolizó el malestar hacia los gobiernos locales liderados por Morena. Tanto Michoacán como Sinaloa han alzado la voz para exigir un cambio en la política de seguridad nacional; sostienen que es insostenible continuar viviendo bajo una guerra interminable con víctimas incontables. Noroña, desde su posición política, debería voltear también hacia estos estados y reconocer su dolor.


Carlos Manzo representaba un perfil político con potencial para alcanzar incluso la gubernatura de Michoacán. Su asesinato señala un golpe crítico para los gobiernos morenistas y podría marcar el inicio de una caída en su respaldo popular reflejado en encuestas y preferencias electorales.


La creciente violencia en México empieza a captar aún más la atención de Estados Unidos, haciendo casi inevitable la posibilidad de una intervención norteamericana. El narcotráfico es un problema monumental que sigue sin encontrar solución efectiva, reflejando el fracaso acumulado de las políticas públicas impulsadas por todos los partidos políticos. Es también, en cierto modo, una crítica severa a aspectos profundamente arraigados en la cultura nacional.

 
 
 

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