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Las identidades étnico religiosas y la razón de estado. Ucrania y Rusia

  • fermarcs779
  • 23 minutes ago
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Elio Masferrer Kan

La reunión de tres horas entre Putin y Trump ha dado y dará mucho que hablar; los líderes de las dos potencias nucleares se están poniendo de acuerdo y los demás países tratan de escudriñar que le toca en el reparto del mundo o más precisamente cuál será la exigencia que deberán acatar. La República Popular China fue el gran ausente en la reunión, aunque todos saben que estaba virtualmente presente, pues en este dueto de tres, cualquiera sabe que las posibles sanciones de los Estados Unidos a los países de las BRICS, para lo único que sirven es para cohesionarlos tratando de neutralizar sus efectos.

El ministro de relaciones exteriores ruso se presentó a la reunión de Alaska vistiendo una sudadera o jersey con la inscripción de las iniciales en ruso de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), la disuelta superpotencia de la cual la Federación Rusa se declara heredera y que terminó siendo un país socialista, sin socialismo.

Aunque públicamente los líderes mundiales señalaron que no hubo acuerdos, sería ingenuo suponer que una reunión de esa magnitud no tuvo una preparación previa y que ambos presidentes se reunieron sólo para verse y explorar propuestas, tarea de funcionarios diplomáticos de alto nivel. Lo único que queda es observar cómo Trump inicia sus movimientos, lo primero fue convocar al presidente de Ucrania a presentarse en Washington y lo segundo es que según Trump hizo consultas con los líderes europeos, sin precisar a quien, por lo que debemos suponer que simplemente mandó los mensajes a través de las redes sociales, para que lo escuchen, lean y acaten quienes tienen que hacerlo.

El desenlace es bastante previsible a corto plazo, Trump no está interesado en fortalecer al Complejo Industrial Militar de los Estados Unidos y seguir manteniendo alrededor de 750 bases militares distribuidas en 70 países, contratando millones de soldados, quienes de alguna manera subsidian a estos países en términos del gasto militar y de defensa. La exigencia de que los países europeos amplíen el presupuesto militar fue recibido como una ofensa por estos. Trump prefiere aplicar la mayor parte del presupuesto militar para acciones que fortalezcan el consumo y amplíen el mercado interno norteamericano. En esa perspectiva está transformando al ejército de su país en policías migratorios y agentes antidrogas.

El problema para los países europeos, además de político es conceptual. La premisa de que las fronteras de sus países son inamovibles fue la base para configurar estados-naciones donde predomina además una iglesia, que toma el carácter de iglesia de estado, sean luteranos, católicos, reformados u ortodoxos. Asimismo, la etnia mayoritaria se transforma en base de la nacionalidad que se configura como soporte de la identidad nacional.

Citando algunos ejemplos, los francos serán el prototipo de los franceses y los catalanes y vascos del “lado francés” aceptar que son franceses, al igual que los sardos de Cerdeña. Los frisones, una etnia minoritaria de los Países Bajos asumirse como holandeses. Vascos, catalanes y gallegos deberán reconocer que los castellanos son el prototipo de España y que todos son católicos.

El asunto tiene sus excepciones, según la ocasión, dentro de su cuota de cinismo político no tendrán problemas en reconocer la independencia de Kosovo, un enclave musulmán dentro de Serbia, por una razón de estado. Serbia no está en la Unión Europea, es de mayoría ortodoxa y muy cercana a Rusia. Por pudor y conveniencia sólo el Reino de España no reconoce a Kosovo, para evitar que le reconozcan la independencia de vascos y catalanes.

La fórmula que aplica Trump es hacer énfasis en las lealtades étnicas, desconociendo las fronteras de los estados que se fundaron al disolverse la Unión Soviética, asumiendo las fronteras de las repúblicas socialistas soviéticas. Los soviéticos tenían claro el carácter multiétnico, plurilingüístico y la diversidad religiosa diseñando diversas estrategias, lo más notable es que a las repúblicas soviéticas, le agregaron repúblicas autónomas, regiones autónomas y comarcas autónomas, descentralizando así el país, a la vez que transformaban a los rusos en la etnia dominante. Un ingrediente adicional es que en las regiones estratégicas desplazaban a etnias poco confiables y las sustituían por rusos étnicos y etnias confiables. El personal dudoso era enviado a Siberia, el desierto helado.

Ucrania tiene el 75% de hablantes de ucraniano y el 17% de ruso. Hay 75 etnias, pero tienen más de 80,000 hablantes los armenios, bielorrusos, búlgaros, griegos, húngaros, moldavos, polacos, romaní o gitanos, rumanos, rutenios y tártaros. Si bien la mayoría es ortodoxa hay 455,000 musulmanes. Los ritos ortodoxos incluyen a más de 5 millones que son católicos de rito ucraniano y ruteno y están bajo la tutela del Papa León XIV. Alrededor del 12% son ateos o agnósticos. Es importante aclarar que los católicos de rito greco católico ortodoxo ruteno se niegan a asociarse con los católicos de rito greco ortodoxo ucraniano.

Las regiones controladas por los rusos como el Donbas y Crimea son de mayoría étnica rusa, a la vez que las más industrializadas o estratégicas en términos militares, la solución es aparentemente sencilla para Trump, pero no para los europeos y los ucranianos étnicos pues tendrían que reconocer el fracaso de sus criterios políticos para fundar los estados, a la vez que ratificarían una estrategia a largo plazo del Imperio Ruso de “rusificar” zonas estratégicas, etnificando territorios, que es lo que ellos mismos han hecho. Los políticos europeos aplican la Ley del embudo: “lo ancho para mí, lo angosto para ti”. Aunque en esta oportunidad se encontraron en el medio de las superpotencias que no están interesadas en “echarle dinero bueno al malo”.

Doctor en antropología, profesor investigador emérito ENAH-INAH

 
 
 

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