Diego Martín Velázquez Caballero
La sucesión por la presidencia de la república ha convocado también la competencia interna del Movimiento de Regeneración Nacional por los comités de defensa de la cuarta transformación a nivel estatal. Aunque Claudia Sheinbaum presenta una notable ventaja en comparación con los aspirantes presidenciales de otros institutos políticos, lo cierto es que los procesos locales pueden recombinar las preferencias políticas conforme los contextos regionales y las circunstancias. Desde condiciones como la paridad de género, la inclusión de distintos actores significativos, el conflicto entre la periferia y el centro, así como la pugna entre los puros y pragmáticos; diversos factores generan recambios que modificarán los números de Sheinbaum.
Aunque el proceso interno de MORENA cumplió con diversos elementos donde la mayoría de los aspirantes resultaron satisfechos, la impugnación de Marcelo Ebrard ha señalado una inconformidad que se resiente a nivel estatal. Ebrard desvirtúa los procesos que Regeneración Nacional implementó para enriquecer la pluralidad y democracia interna de su instituto político; por lo tanto, a nivel local, los trámites para seleccionar a los virtuales candidatos a gubernaturas y demás cargos, se catalogan como una fantasía. El círculo rojo afirma que se están considerando como postulantes morenistas, desde aquellos adictos a la compra de candidaturas hasta verdaderos capos.
Morena enfrenta el dilema de una acelerada institucionalización y vida interna partidista para convencer a propios y extraños. Los delegados y consejos políticos estatales, así como demás burocracia partidista, funcionan de una forma discrecional que genera la duda entre los electores y la opinión pública.
No puede soslayarse que los procesos electorales estatales son singulares, cada estado tiene una particularidad que resulta más determinante que un particularismo. Por ello, MORENA debe convencer mediante candidaturas legítimas y con una alta estima social. Algunos de los personajes que fueron incluidos en las listas que próximamente se someterán a los escrutinios estatales, simplemente no tendrían nada que hacer con Morena, su práxis política está en las antípodas de los principios elementales de la Cuarta Transformación.
Incluso en el PRI, un excesivo pragmatismo, ley de hierro oligárquica, elitismo, nepotismo y favoritismo; llevaron a la ruina el partido político. MORENA presume que se alejó de la política de la panza que ha distinguido a los partidos que le antecedieron en el control de la presidencia de la república, pero, de pronto, algunos procesos estatales se están ensuciando demasiado y terminarán por perjudicar la imagen impoluta de Claudia Sheinbaum.
Una propuesta interna local que agravie la opinión pública, puede ser la ruina de la continuidad de la Cuarta Transformación. No es la primera ocasión que el Lopezobradorismo se ciega a enmendar errores debido a la amplia ventaja electoral y legitimidad; sin embargo, el canto de las sirenas sólo encierra dolor al final.
Morena tiene el reto de ser el modelo ideal de la democracia interna frente a los otros partidos políticos, una falla –por mínima que sea- multiplica exponencialmente la reposición y empoderamiento de competidores como Xóchitl Gálvez y Eduardo Verástegui. Las listas propuestas para los procesos locales internos tienen propuestas impresentables por donde se les vea, ¿quién permitió que estuvieran ahí? ¿Están seguros que una grieta no puede hundir el Titanic?
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