Diego Velázquez
La cancelación del debate entre candidatos a presidentes municipales por la capital del estado de Puebla, significa un triunfo para el representante del Partido Acción Nacional Mario Riestra. A diferencia de otros candidatos que defienden la Cuarta Transformación, el morenista Pepe Chedraui declinó establecer un diálogo con sus opositores y, especialmente, frente a la ciudadanía, debido a que considera que los señalamientos sobre su transfuguismo partidista, correspondencia con facciones peñanietistas y morenovallistas e intercambios económicos, le significaría una merma en su caudal de votos. Chedraui es la muestra de los grupos políticos que apuestan al clientelismo más que al intercambio de ideas y propuestas, el candidato libanés admite -con su aparente miedo-, el desprecio al diálogo y el intercambio de sentido con la ciudadanía.
Puebla tiene algunos de los principales rezagos que distinguen la marginalidad en el sur de México, de ahí que sea importante analizar las causas y plantear las mejores políticas públicas para atenderlos. La capital del estado ha sido uno de los escenarios de la consolidación democrática en varios aspectos, además de las múltiples alternancias y procesos de civismo; también, a últimas fechas, ha sido inocultable el desarrollo de movimientos sociales, sociedad civil y opinión pública que pugna por una gobernabilidad democrática. La zona metropolitana de Puebla comienza a presentar una problemática singular que reclama transportes modernos, seguridad, gestión inteligente de servicios municipales, infraestructura, educación, desarrollo económico y modernización. Sin embargo, Chedrahui Budib rehúye mostrarse como un candidato y se transforma en un oportunista que aprovecha el trabajo de los otros aspirantes morenistas: diputados locales, diputados federales, senadores, alcaldes y, particularmente, el candidato a gobernador. Chedrahui se mueve independientemente de la dirigencia de su partido y eso también es muestra de que en Puebla capital, se vive un escenario electoral apartado, algunos lo han llegado a clasificar como una lucha entre moros y cristianos, es decir, la pugna entre libaneses y españoles que siempre han tratado de afirmarse como la oligarquía hegemónica aunque siempre terminan por coincidir en sus intereses.
Aunque la historia de la capital poblana se acerca al conservadurismo y la extrema derecha, también es innegable su hispanismo. No obstante que, incluso como priista, Chedrahui Budib promovió el morenovallismo bajo la fórmula de “Puebla para los poblanos”, quizá se aleja del diálogo con Mario Riestra porque es menos poblano que la propuesta blanquiazul. Además, Chedrahui Budib se corresponde con la “Liga Árabe” que en diferentes círculos periodísticos comienzan a señalar discriminatoriamente por haber abandonado el PRIANRD y, particularmente, por alinearse con Jorge Estefan Chidiac, diputado local expriista responsable de que la muerte de Miguel Barbosa haya beneficiado la ilegal designación de Sergio Salomón.
Son demasiados adeudos de Chedrahui Budib frente a la opinión pública de la Puebla Castiza y Levítica, se percibe la inseguridad y fragilidad de una candidatura que depende más de la política de la panza que de una política ciudadana.