Diego Martín Velázquez Caballero
Aunque la disidencia del senador Ricardo Monreal se pretende evidenciar como un acto de ruptura al interior de Morena, lo cierto es que desde principios de sexenio ya se podía apreciar un distanciamiento del monrealismo respecto de los usos y costumbres que en el Movimiento de Regeneración Nacional comenzaban a imperar como formas de proposición de candidaturas. La facción monrealista siempre ha considerado que tiene una capacidad especial de poder político, razón por la cual se sobrepone a los demás grupos y personajes.
Ricardo Monreal carece de un proyecto político e, inclusive, una ideología. No propone un modelo de nación ni ha sido claro en las ideas que tiene respecto del futuro de México. Su búsqueda pragmática del poder ha sido señalada desde su época como militante del PRI y a lo largo del ejercicio de gobierno que han tenido -en la vertiente caciquil- dentro del estado de Zacatecas.
En la piratería de candidatos presidenciales que hace la oposición a Morena, el senador ha recibido la invitación tanto de la coalición PRIANRD como de Movimiento Ciudadano para articular un bloque competitivo frente al Lopezobradorismo. ¿Esta es la mejor política que puede hacer la oposición? La invitación al monrealismo para luchar contra AMLO, muestra el desprecio que los grupos de la oligarquía mexicana tienen respecto del país y la aporofobia absoluta que los distingue.
La crisis de la democracia liberal capitalista ha llegado al extremo de agotar incluso las ideas mínimas de una oposición digna en México. A la oposición la mueve el despecho y resentimiento, la envidia y venganza. La selección de Ricardo Monreal como el candidato opositor representaría el extravío total del PRIANRD y MC, el abandono de la competencia política y la selección de la lucha total contra la Cuarta Transformación. Los partidos políticos tradicionales en México viven una descomposición que los ha convertido en zombies en el actual escenario, han pasado por encima de su militancia, plataformas, historia y principios; simple y llanamente, perdieron las razones de su existencia.
Las posibilidades de incluir a Monreal en una coalición oscura contra Morena, plantea la construcción de un antiMéxico. La negación y odio al país que se observó marchar al lado de López Obrador este domingo pasado.
La Gran Marcha de apoyo al Lopezobradorismo es un mensaje para todos, principalmente la oposición. Al principio, otro Ricardo, Anaya, parecía haber comprendido el mensaje; hay que conocer al México Profundo para ganarse el México verdadero. Casi todos los días lo ha dicho el Presidente en las misas mañaneras. Pero si alguien abandonó la Suave Patria fue el neoliberalismo, el PRIANRD y ahora el MC de Montereich; es importante aceptar el fracaso neoliberal y los yerros de la democracia liberal vía elecciones competitivas para reencontrarse con México. Mientras la oposición no asuma los errores y críticas a su postura, van a representar el antiMéxico que polariza y enerva a una sociedad aletargada pero violenta y anarquista cuando se lo propone.
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