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Norteamérica: La región económica asfixiante

  • fermarcs779
  • Apr 9
  • 2 min read

Xochitl Patricia Campos López


México no puede quedar fuera de la órbita geopolítica de los Estados Unidos; para bien o para mal, el proyecto nacionalista de Morena comienza a percibir –o sufrir- la necesidad inminente de la interacción con los norteamericanos. La situación geopolítica de México le obliga a vivir de espaldas al mundo. Morena no puede detener la Blitzkrieg trumpista y a la nación le corresponde manifestarse como un país satélite del trumpismo con todas las consecuencias que ello implica. Es decir, los compromisos signados de los representantes formales del poder ejecutivo tienen que cumplirse del modo más formal posible.

Los proyectos de la revolución mexicana quedaron varados a principios de la Segunda Guerra Mundial y el nacionalismo no puede manifestarse sorprendido, la estructura productiva de México se corresponde silenciosamente con Estados Unidos desde el fin de la guerra de 1846 y nada se ha podido invertir. El cardenismo constituyó el último dimensionamiento del Estado Mexicano, de acuerdo a Nora Hamilton, y las élites económicas y políticas se han dedicado a relacionarse convenientemente con el imperialismo yanqui.

El alineamiento de Claudia Sheinbaum con el presidente Donald Trump ha suavizado los efectos de la geopolítica MAGA. México sigue siendo el país más vulnerable a los efectos del trumpismo y, sin embargo, comienza a sortear ciertos riesgos importantes como la intervención militar y la crisis económica.

El Plan México es una forma de reconocer la importancia del neoliberalismo; al final, los proyectos económicos del país se van mezclando y generando hibridaciones.

Una economía independiente y la soberanía nacional dependen de la lucha contra la corrupción y el narcotráfico, mientras no existan los incentivos adecuados para que las personas migren a Norteamérica o se involucren con las actividades económicas informales, no es posible hablar de soberanía alguna. El sexenio anterior no pudo desatar el nudo del crecimiento económico y los enclaves autoritarios; mientras esa persistencia sea constante, la dependencia con Estados Unidos aumentará. La atracción de la economía norteamericana sobre nuestro país es absoluta y el gobierno nacional tiene que aprovechar esa energía de la forma más inteligente. Sheinbaum cuenta con la oportunidad histórica sexenal de convencer al César del Imperialismo Yanqui para que nuestro país abandone la consigna de ser la Sicilia Norteamericana. ¿Lo conseguirá?

 
 
 

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