La otra guerra de Crimea
Ahora que se anuncia ooootra guerra por la posesión de la península de Crimea, parece oportuno recordar este otro evento.
Wikipedia: “La guerra de Crimea fue un conflicto que entre 1853 y 1856 libraron el Imperio ruso y el Reino de Grecia contra una liga formada por el Imperio otomano, Francia, el Reino Unido y el Reino de Cerdeña. La desencadenó el expansionismo ruso y el temor a que el Imperio otomano se desmoronase, y se disputó fundamentalmente en la península de Crimea, en torno a la base naval de Sebastopol. Se saldó con la derrota de Rusia y la muerte de cerca de un millón de soldados y civiles.
A finales del siglo xvii, el Imperio otomano se hallaba en decadencia y sus estructuras militares, políticas y económicas no fueron capaces de modernizarse. Había perdido los territorios al norte del mer Negro, entre ellos la península de Crimea, de los que se había adueñado Rusia, que deseaba socavar la autoridad otomana y asumir la protección de la abundante minoría de cristianos ortodoxos de las provincias otomanas europeas. Francia y el Reino Unido temían que el Imperio otomano se transformara en vasallo ruso, lo que habría trastornado el equilibrio político entre las potencias europeas.
La tensión se agudizó por las disputas por el control de los Santos Lugares en Palestina entre cristiano occidentales y cristianos orientales. Los rusos emplearon estos roces para exigir concesiones de los otomanos que estos, sostenidos por las potencias europeas occidentales, se negaron a otorgar, lo que desencadenó la guerra entre los dos imperios. Rusos y otomanos se enfrentaron en el Cáucaso y el delta del Danubio; el rechazo ruso a evacuar los principados danubianos, sometidos a los otomanos, determinó la entrada en guerra de Francia y del Reino Unido. Temiendo que el Imperio austriaco interviniera también en favor del enemigo, el zar Nicolás I ordenó retirarse de los Balcanes en el verano de 1854. El deseo del emperador francés Napoleón III y del primer ministro británico lord Palmerston de impedir que los rusos pudiesen amenazar de nuevo al Imperio otomano les impelió a atacar la base naval de Sebastopol, donde anclaba la flota rusa del mar Negro.
Tras desembarcar en Eupatoria, las fuerzas aliadas vencieron a las rusas en la batalla del río Almá y emprendieron el asedio de la ciudad homónima a principios de octubre. La esperanza inicial de una rápida victoria dio paso a la evidencia de la encarnizada resistencia de los defensores y a una guerra de trincheras. El clima y la mala logística infligieron grandes penalidades a los soldados de los dos bandos: el frío, el hambre y las enfermedades causaron decenas de miles de víctimas y más muertos que los propios combates. Los rusos trataron varias veces de romper el cerco de Sebastopol, pero fueron derrotados en Balaklava, Inkerman y río Chórnaya. La llegada de refuerzos y el agotamiento de los defensores permitió a los franceses tomar el bastión Malájov Kurgán el 8 de septiembre de 1855.
Finalmente se firmó el Tratado de París el 30 de marzo de 1856, que puso fin al concierto europeo del Congreso de Viena de 1815 y marcó el resurgimiento de Francia como potencia. A veces se considera esta como la primera guerra moderna por la incursión de nuevas tecnologías como el barco de vapor, el ferrocarril, el fusil de ánima rayada, el telégrafo y la fotografía.
Para Rusia el resultado causó una honda humillación y un intenso rencor hacia las potencias occidentales, que habían optado por respaldar al Imperio otomano. Los defensores de Sebastopol encarnaron el espíritu ruso de resistencia que surge cuando la ‘madre Rusia’ se halla en peligro, imagen que debe mucho a los Relatos de Sebastopol de León Tolstói, que estuvo ahí. Hay un lienzo gigantesco (115 metros de largo y 14 metros de alto) de Franz Roubaud, en 1904, que ilustra este evento. Esta obra maestra de la pintura realista bélica, se expone en un pabellón de Sebastopol.”
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