Sheinbaum y Zedillo: Tabasco como laboratorio del caos

Xochitl Patricia Campos López

Entre la Presidenta Claudia Sheinbaum y el expresidente Ernesto Zedillo, existen más coincidencias que diferencias. Es cierto que Zedillo representa a la derecha neoliberal y los Estados Unidos; sin embargo, también es verdad que constituye un superviviente de los poderes fácticos y enclaves autoritarios que secuestran sexenalmente a los Jefes de Estado en el país. No puede escatimarse que Zedillo les ganó y fue parte constituyente de las elecciones que permitieron la alternancia en la presidencia de la república. Sheinbaum apenas se encuentra en el fragor de la batalla.

Después de la muerte de Luis Donaldo Colosio, el grupo compacto se dividió y la fracción zedillista quedo cooptada por los dinosaurios de la Familia Revolucionaria, particularmente el tenebroso Grupo Atlacomulco. Zedillo fue obligado a perseguir el salinismo y respetar la gobernabilidad dinosáurica representada por el sureste del país, principalmente en el Tabasco de Roberto Madrazo Pintado. El impasse entre el zedillismo y el madracismo sumió al país en una ingobernabilidad que casi provoca la caída de Los Pinos.

El secuestro y extorsión que hizo el Grupo Atlacomulco de la administración pública federal, destrozó la gobernabilidad del país. La intervención de los Estados Unidos bajo la batuta de Bill Clinton significó la tablita salvadora para México; por supuesto que Norteamérica se cobró bien el apoyo a la república; pero, a la distancia, ¿Había otro camino? El lopezobradorismo ha tenido siete años para intentar el camino contrario al zedillismo y sólo ha confirmado que el estado intervencionista sirve para poco, casi nada; Morena ha tenido que defender el TLC y el neoliberalismo salinista porque no se ha podido impulsar un modelo de crecimiento económico nacionalista. Lo que siguió después de Zedillo no es culpa suya, la cultura de la pobreza también afecta a una derecha hispanista mojigata y patrimonialista, Acción Nacional desperdició puntualmente la consolidación democrática gracias a su nacionalismo católico.

Zedillo parece conminar a la Presidenta Sheinbaum para romper con el lopezobradorismo, controlar el Tabasco dinosáurico o el nacionalismo revolucionario mesiánico y apoyarse en los Estados Unidos. Y se lo dice con profundo conocimiento de causa y experiencias.

Estados Unidos es el destino fatal para México, el presidente Donald Trump o la geopolítica estadounidense configuran una zona de coprosperidad desde Groelandia hasta Panamá; por ahora. Si las condiciones geopolíticas presionan más el declive imperial de Estados Unidos, México será absorbido por Norteamérica sin tomar parecer alguno: ni China ni Rusia meterán un centavo en la república. Zedillo sólo advierte y urge a tomar medidas para prevenir una interacción más armónica. La Spanglishdad es el futuro nacional y hay que comenzar a construir esta prospectiva.