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Son muchos y parió la abuela


Algunas de las preocupaciones electorales y de representación en México son: inclusión de las distintas voces en las esferas de decisión, le llaman derechos de las minorías, y asegurar que no se haga trampa en las elecciones.

la historia del fraude afectó a los partidos políticos y los procesos electorales tal forma que gozan de falta de credibilidad.

Para subsanar el problema, la élite política mexicana respondió facciosamente. Empezaron a crear instituciones para cuidar el voto, la primera (IFE) se aseguró de quemar las pruebas del fraude con el que se inauguró. Al ver la ineficacia de esa primera institución crearon una segunda, un tribunal que revisara y corrigiera los errores y dislates del ahora INE, pero ahí no quedó, se creó una fiscalía para perseguir los delitos electorales, que ni el INE ni el TRIFE pudieron prevenir, tal vez porque la cultura del fraude está muy arraigada entre los partidos que pusieron a los consejeros y magistrados. A final de cuentas es más cómodo (y fácil) ganar una elección comprando votos que salir a la calle con una noción muy bien pensada de lo que se busca en la política o la realidad que se quiere construir para la sociedad.

A final de cuentas, se ha construido una noción egoísta de la política, ya sea de candidatos, oligarquías partidistas, o árbitros electorales, todos buscando vivir cómodamente de la política.

De esta manera mientras haya ineficacia e ineficiencia en las instituciones encargadas de cuidar las elecciones, seguirán creando otras, engrosaran la burocracia dorada y le darán a los partidos material para negociar cuotas de poder en lo obscurito, finalmente a eso ha llegado la democracia mexicana.

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