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Trumpismo en la agenda sucesoria de la presidencia mexicana

Diego Martín Velázquez Caballero


Han comenzado a desarrollarse las misas en el rito católico mexicano para que el candidato republicano a la presidencia de los Estados Unidos de América no llegue al poder. Una gran parte de las regiones expulsoras de migrantes en nuestro país y Latinoamérica, observan con preocupación el discurso nacionalista y conservador de los republicanos que hablan de cerrar las puertas de Norteamérica en todos los sentidos. ¿Qué tan grave resulta para el futuro de México la retórica trumpista como proyecto gubernamental?

Durante la presidencia de Enrique Peña Nieto, el gobierno decidió adelantarse al escenario de triunfo republicano y convocar al candidato presidencial estadounidense para generar algún tipo de convenio que garantizara la paz y no agresión contra nuestro país que, según la narrativa actual de los republicanos, sólo se merece la bomba atómica. Las cosas no fueron tan mal para México después de todo, la república pudo haber sufrido un destino como Ucrania y no sucedió. Ahora Donald Trump vuelve a la carga y la opinión pública en Estados Unidos le exige caminos verdaderos para la propuesta de engrandecer el Imperio Yanqui. El status quo WASP está tomando como un riesgo más que grave el reto hispano.

A pesar de los terribles errores de Peña Nieto, su decisión fue acertada al concertar la paz con Donald Trump. ¿Qué están haciendo las diferentes fuerzas políticas ahora? Fuera del malogrado Eduardo Verástegui, nadie toma en serio que Trump está en la antesala de la Casa Blanca y con miles de caballos de fuerza tras de sí.

Los republicanos y la opinión pública que los favorece, piensan que ha llegado la hora de medidas radicales contra México –y no se equivocan- en los temas de comercio, migración, narcotráfico y seguridad geopolítica. De poco o nada servirá una mayoría legislativa morenista si Estados Unidos decide invadir México.

Las candidatas a la presidencia de la república mexicana no se han planteado como enfrentará nuestro país la revisión del TMEC, el probable retorno de millones de ilegales emigrantes, el bombardeo a las zonas identificadas con los cárteles de las drogas, la construcción real del muro fronterizo y el modo en que se protegerá a la población civil en un escenario de conflicto militar. ¿Por qué no invita el INE a debatir con las candidatas a Donald Trump?

El enemigo de México no es AMLO ni el FAMXX, otra vez se plantea en el Donald Trump recargado uno de los riesgos más importantes para el México actual. No tenemos la capacidad militar y política para enfrentar una guerra con Estados Unidos, la guerra de guerrillas prolongaría una ingobernabilidad plena y contagiosa aún para el imperialismo; pero los republicanos quieren tomar el riesgo. Es fundamental que México conozca mejor al futuro presidente de los Estados Unidos y precise de actuar en forma preventiva para evitar riesgos mayores. Trump ha manifestado admiración por Vladimir Putin y la forma peculiar de resolver la geopolítica. La analogía de Ucrania con México es contundente. Los partidos políticos en disputa por la presidencia de México deben dialogar con Donald Trump antes de vivir la persecución de Volodomir Zelenski.

 

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