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Woldenberg, ¿Presidenciable?

Diego Martín Velázquez Caballero

La marcha en defensa del INE generó prospectivas variadas sobre el comportamiento de la sociedad civil y la oposición conservadora en México. Uno de los puntos que destaca es la propuesta de ubicar a José Woldenberg como uno de los aspirantes a encabezar la candidatura opositora por la presidencia de la república. Además de los muchos errores significativos que la marcha por el INE generó, esta idea de lanzar a Woldenberg por la conquista del gobierno federal es señal de la parcialidad que tiene la alianza PRIANRD y su afecto por los árbitros americanistas.

Durante la etapa final de la hegemonía del PRI, el IFE fue desarrollando más que un proceso de ciudadanización una etapa de retirarle al gobierno federal el control de las elecciones. No obstante, si se trata de ser honesto, esta realidad nunca sucedió. Los diferentes gobiernos, de los diferentes partidos, de los diferentes niveles administrativos, se meten hasta la cocina de las elecciones y nada se puede hacer por impedirlo. La ciudadanización fue una máscara, un algodón de azúcar lleno de veneno, para ocultar lo verdadero, que la clase política y oligárquica no permite que la sociedad participe en la elección libre de sus gobernantes. Inclusive, a la mal habida ciudadanización le siguió el proceso de judicialización que -como todo mexicano sabe- sólo beneficia a los abogados. En este último sentido, por ejemplo, si ha tenido más éxito la intermediación jurídica como mecanismo alternativo para resolver los problemas jurídicos públicos y privados, ya entendemos lo que significa judicialización: corrupción.

José Woldenberg hizo lo que pudo, que fue bien poco. Es cierto que se lograron elecciones independientes que permitieron la alternancia. Pero no sirvió para mucho, la calidad democrática en México nunca existió y las elecciones sólo permitieron que nos gobernaran priistas de todos los partidos políticos.

La salida de Woldenberg del IFE, terminó por evidenciar una institución hedionda y corrupta donde se arreglaban los moches de las elecciones. No es culpa de Woldenberg sino de los que siguieron.

Por lo que, luego entonces, ¿Qué podría hacer Woldenberg ahora? Nada. Como lo hizo en los años noventa. Cambios gradualistas que nunca consiguieron algo positivo para la democracia mexicana, ahí están los indicadores de las tres décadas de la transición democrática vía elecciones competitivas. A la transición mexicana le faltaron demócratas y el IFE/INE es quien más lo necesita.

Peor todavía, según la teoría elitista de Maurice Duverger respecto de los Jefes Reales y Aparentes. La marcha en defensa del INE dejó translucir al círculo interior que manda sobre Woldenberg, no se necesita ser un gran politólogo para entender que están usando, corrompiendo, la figura de Woldenberg para implementar sus asquerosos intereses. Woldenberg en la presidencia sería una marioneta de los peores mexicanos.

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